NURIA CUADRADO
BARCELONA.-
Deseo, amor y pasiones. Todo lo que la noche esconde es lo que se hace visible en Das paradies experiment. «Todo lo que nosotros escondemos. Un mundo que desechamos porque es como un juego: inútil, azaroso y libre».
Quien así se explica es un jugador. Por lo menos cuando se esconde en un escenario. Roger Bernat, director y autor, entiende el teatro como un juego. Evidentemente, con reglas. Las que él impone; las que sus actores aceptan. Y así es como ha nacido y como ha crecido Das paradies experiment, el espectáculo que estrena el próximo jueves en la sala pequeña del Teatre Lliure. ¿Pistas? Pocas, aunque suficientes para acotar un espectáculo que nunca es igual: las piezas se repiten, pero la estructura cambia. «Como una partida de ajedrez», ejemplifica Bernat.
Un decorado que es más arte que parte -una habitación habitada por colchones- y dos mujeres -las actrices Vero Araúzo y Margalida Riera- que explican retazos de vida: a veces, de la propia; en otras, de vidas ajenas o inventadas. «Un abanico de pequeñas historias que muchas veces parten de imágenes y sensaciones», apunta el director, quien comenzó a trabajar en Das paradies experiment a partir de un trabajo videográfico -se mostró en el Festival Loop'05 de Barcelona o en la Galerie Anita Beckers de Fráncfort- que realizó en 2004 junto a Vero Arauzo y en el que construía el retato de una transexual.
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