El guardián de la política monetaria del Viejo Continente llama la atención sobre un aspecto: que el billete de 20 euros sigue siendo el más falsificado, seguido del de 50 y, posteriormente, del de 100 euros. Un hecho que la entidad no explica pero que tiene comprobado después de contabilizar que más del 90% de los billetes falsos encontrados correspondieron a estas unidades de valor.

Curiosamente, el 98% de esos billetes fueron encontrados en los países de la zona euro, mientras que un 2% procedía de otros estados miembros de la UE y sólo un 1% «de otras parte del mundo», según el BCE. «El público puede confiar en la calidad de los billetes de euro y de sus marcas de seguridad», apuntilló el banco europeo que, no obstante, advierte de la necesidad de que la población se mantenga alerta y compruebe la autenticidad de los billetes falsos.

Pero en la lucha contra la falsificación parecen ganar terreno las monedas, a tenor de las cifras: casi 164.000 fueron retiradas en 2006 en toda la Unión Europea, cifra que representa un incremento del 63% respecto al año anterior, y a la que habría que sumar otras 14.000 que fueron decomisadas antes de usarse, según la Comisión Europea. La pieza más reproducida sigue siendo la de dos euros, que supone el 86% del total de falsificaciones, y predominan las monedas con cara nacional alemana. En 2006, además, se desmanteló además una red de falsificación en Italia.

El Ejecutivo comunitario atribuyó este aumento al «mayor esfuerzo de las autoridades competentes para retirar las falsificaciones de la circulación». Y subrayó que la cifra de monedas falsas es «insignificante» si se compara con el número total de 69.000 millones de piezas de euro auténticas que circulan ahora mismo.