FERNANDO GAREA
MADRID.-
El hecho de que uno de los asistentes a la III Conferencia de Presidentes autonómicos del jueves grabara subrepticiamente la reunión a puerta cerrada provocó ayer malestar en el Gobierno y una agria polémica.
La grabación obra en poder de este periódico, su existencia fue revelada ayer en elmundo.es e incluye el lapsus de Zapatero al llamar «trágico accidente» al atentado. En la sala sólo estaban presentes el presidente del Gobierno, la vicepresidenta primera, el ministro de Administraciones Públicas, los 17 presidentes autonómicos y los de Ceuta y Melilla.
El Senado hizo pública una nota en la que asegura que «en ningún caso puede atribuirse a los servicios de la Cámara grabación o reproducción alguna de la cumbre institucional».
«Los servicios técnicos del Senado no grabaron ayer, ni en soporte de vídeo ni de audio, el desarrollo de la III Conferencia de Presidentes que se celebró a puerta cerrada en el Salón de Pasos Perdidos de la Cámara Alta», afirma el comunicado.
Fuentes de La Moncloa mostraron su profundo malestar por el hecho de que uno de los asistentes grabara las intervenciones a puerta cerrada. Además, el titular de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, dijo sentir «asco» por la situación creada.
El ministro, en declaraciones a este periódico y en su blog personal (blog.jordisevilla.org), manifestó que «hay límites que no se pueden cruzar sin perder la decencia».
«Pensar que alguno de los presentes acudió con la intención premeditada de cometer un delito de grabación ilegal y, además, que se haga público para, supuestamente, perjudicar al presidente del Gobierno, me produce asco», destacó.
El ministro, no obstante, declaró que la III Conferencia de Presidentes mostró la utilidad de estas reuniones, establecidas en esta legislatura por el actual presidente del Gobierno.
Añadió que, en este caso, se han tratado tres asuntos que demuestran que las competencias del Estado y las de las comunidades autónomas requieren, en todo caso, de cooperación entre las instituciones estatales.
«Ninguna administración puede resolver por sí sola el problema del agua, la inmigración ilegal o el impulso a la ciencia», aseveró.
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