El Cuerpo Nacional de Policía anunció ayer la detención de D.S.H., un vecino de Barcelona de 59 años de edad, bajo la acusación de coacciones y tenencia de pornografía infantil, ya que los investigadores confiscaron en su domicilio diverso material en el que aparecen imágenes de menores y vídeos de agresiones sexuales a niños menores de seis años. El detenido, que no tiene antecedentes policiales, reconoció los hechos en comisaría y ayer mismo pasó a disposición del juzgado de guardia. El juez le dejó en situación de libertad con cargos y bajo la imputación de corrupción de menores, amenazas y posesión de pornografía infantil.

Según fuentes de la investigación, dirigida por la Sección de Delitos Tecnológicos de la Jefatura Superior de Policía de Barcelona, el juez podría haber apreciado el delicado estado de salud del detenido, que se encuentra aquejado de diabetes y tiene problemas de movilidad, para acceder a su libertad provisional.

Lo cierto es que la conducta del detenido, según los investigadores, se enmarca en un nuevo fenómeno relacionado con las nuevas tecnologías, el e-bullying. Cuenta con todos sus ingredientes: acoso y amenazas, víctimas menores de edad y empleo de internet como vehículo para delinquir.

El caso de D.H.S. se empezó a investigar en abril de 2006, cuando los padres de la menor pusieron los hechos en conocimiento de las fuerzas policiales. Al parecer, la relación del detenido con la chica se remontaba dos años y medio atrás. El sospechoso utilizó una fotografía de su propio hijo, de 15 años, para acceder a páginas web de contactos frecuentadas por adolescentes, y allí empezó a chatear con su víctima.

La relación, de tipo epistolar, se prolongó en el tiempo y a medida que el detenido se ganaba la confianza de la adolescente ésta fue remitiéndole fotografías suyas desnuda, «convencida de que su amigo era una persona de su misma edad de la que estaba enamorada», explicaron ayer fuentes policiales.

En un principio, el sospechoso lidiaba con la curiosidad creciente de la adolescente por verle -ella conectaba con él a través de una webcam- con fotografías variadas de su hijo, algunas de cuando era más pequeño, para dar profundidad a la relación. Pero cuando la menor empezó a insistir en verse con él, no le quedó más remedio que recurrir a excusas cada vez más variopintas: desde que se iba de viaje, hasta que había tenido un accidente o incluso que había sido agredido por un grupo de Latin King.

En un momento dado, y ante la imposibilidad de mantener el engaño por más tiempo, el sospechoso decidió simular que había muerto en un accidente de tráfico, y así fue como ocupó su lugar en el chat ya como padre del «fallecido» para pedirle a continuación que le permitiera mantener «la amistad».

El detenido continuó solicitando fotografías de la joven desnuda, y ante las negativas de la víctima, la amenazó con publicar en internet las que ya había recibido.