A las 8.54 horas la Policía recibió una llamada del Metro: no podían controlar a los pasajeros de un par de trenes en la estación de Conde de Casal. A las 8.30, en plena hora punta, ya habían comenzado los problemas. Todo empezó en la parada de Usera (línea 6), donde el convoy número 33 sufrió una avería y se pidió a los pasajeros que bajaran, según fuentes de Metro de Madrid.
Los pasajeros se apearon y esperaron otro tren, que ya llegaba repleto. Se montaron y en la estación de Pacífico las puertas no funcionaron del todo bien, pero al final se cerraron y el convoy número 37 llegó a Conde de Casal, según el sindicato Solidaridad Obrera. En esa estación el conductor vio que no podía seguir con ese tren y según fuentes de Metro, se pidió de nuevo a los viajeros que bajaran. Ahí empezó el motín.
Decenas de personas se negaron a bajar de los vagones. La gente se quedó agarrada a las barras de sujeción y protestó por la avería y los retrasos que le estaba ocasionando el suburbano. «¡No nos bajamos, no nos bajamos!», coreaban muchos. Ante la imposibilidad de bajar a la gente y el atasco de trenes que se iba formando en las estaciones anteriores, se avisó a la Policía.
Dos unidades de la UIP (antidisturbios) entraron en la estación para desalojar los vagones. Entonces la tensión creció considerablemente: gritos, golpes... Los agentes acabaron deteniendo a Hugo P. D., un joven de 22 años y sin antecedentes.
Golpes
Según la versión policial, el joven se encaró con los agentes (se le acusa de atentado contra agente de la autoridad y desobediencia). Sin embargo, muchos viajeros relataron que el chico simplemente se negó a bajar, y un grupo de agentes se sobrepasó con él. Dicen varios testigos que le golpearon entre muchos hasta reducirle.
La familia de Hugo definió ayer al detenido como «un chico muy tranquilo que iba a clase. Estudia Derecho y Música y seguro que le tocó pagar los platos rotos por quedarse el último en el vagón». Asimismo, la familia anunció su intención de denunciar a los agentes por el trato que recibió el joven, que anoche aún permanecía detenido. Muchos de los presentes también añadieron que los amotinados, incluyendo ancianos y una mujer embarazada, fueron sacados a rastras de los vagones. «'¡A la puta calle!', nos gritaban los agentes», relataba una mujer.
Mientras, el tren que venía detrás del averiado ya llevaba tiempo atrapado en el túnel. Allí la situación fue de pánico, aunque también de enfado. El calor y la angustia se apoderaron de los cientos de pasajeros. Decidieron abrir las puertas con el mecanismo de emergencia y muchos llegaron hasta el andén caminando por las vías. En la estación había gente tirada en el suelo, sofocos y lágrimas.
En total, la línea 6 permaneció cortada más de una hora entre las estaciones de Sainz de Baranda y Conde de Casal por culpa de este suceso. En la estación de Pacífico se creó también cierto caos de pasajeros atrapados por los trenes que no avanzaban.
Huelga encubierta
Los retrasos aumentaron la ira de los viajeros que ayer tomaron el Metro para ir a trabajar. Muchos de ellos llegaron a pensar que lo que ocurría no era fruto de un fallo mecánico sino una especie de huelga encubierta de los trabajadores de Metro.
El Sindicato de Conductores del suburbano dijo ayer que por parte de sus miembros no había ninguna huelga en la sombra. Además, los representantes sindicales mostraron su «solidaridad ante los continuos trastornos» que padecen los usuarios por las «constantes y repetidas averías».
En Metro dicen que los materiales están pasando un «periodo de adaptación», y por eso últimamente se han producido más incidencias de lo normal. Ayer por la mañana mismo, según testigos, también se produjo una avería en la línea 10.
Por su parte, el Partido Socialista de Madrid informó ayer de que solicitará una reunión urgente de la Comisión de Transportes e Infraestructuras de la Asamblea para pedir que el consejero delegado de Metro, Ramón Aguirre, dé una explicación sobre el deterioro del servicio de Metro, informa Europa Press. Por último, Los Verdes solicitaron a la presidenta Esperanza Aguirre que «invierta dinero en el mantenimiento del transporte público», informa Servimedia.