ALVARO DEL AMO
El compositor posromántico Alban Berg rescata el drama del poeta prerromántico Georg Büchner para confirmar en el primer tercio del siglo XX las profecías anunciadas 100 años antes: el hombre es un extraño sobre la tierra, condenado por el amor, vapuleado por las pasiones (los celos, la impotencia, el terror), y engañado apenas por los frutos de su mente torturada (la ciencia que no cura, la moral que no consuela, la naturaleza que no habla).
El protagonista, soldado y fusilero nacido hace algo más de 30 años, tiene, gracias a la poesía y a la música, el prestigio del prototipo. Un ángel fieramente humano, el proletario que difícilmente alcanzará el paraíso, el pobre tipo que participa por igual del don de la lucidez y del estigma de la locura.
Alban Berg extrae su inspiración de una pieza clave dentro del teatro alemán, fragmentaria e inacabada, cuya intensidad y capacidad de sugerencia absorbe una partitura genial, diáfana en su misterio y misteriosa al exacerbar el realismo casi abrupto del ambiente retratado, cuartelario, doméstico, campestre y popular.
El montaje de Calixto Bieito prescinde de los escenarios originales para encerrar a sus criaturas como operarios en una opresiva nave industrial, ahogada por tubos, vigas, turbinas y escaleras metálicas. Se pierde así la intimidad de cada episodio y la idea de itinerario, sustituidas eficazmente por una imagen básica potente, cuya monotonía inevitable se compensa con la invención incesante de gestos, actitudes y soluciones plásticas, más o menos acertadas, pero que articulan sólidamente el desarrollo del negro drama. No acaba de entenderse que el público del Teatro Real parezca escandalizarse ante unas supuestas audacias que no deberían herir a nadie. Otra cosa es que se prefiera un estilo distinto y que éste se rechace por su fracaso estético, algo que no ocurre aquí.
La orquesta sonó muy bien bajo la estudiosa y preocupada batuta de Josep Pons, ahogando a veces a un reparto vocal discreto. Destacó la dúctil profesionalidad de Itxaro Mentxaka en el pequeño papel de Margret; cumplieron Andrés, el capitán y el doctor, alrededor de Jochen Schmeckenbecher, un Wozzeck esforzado, pero excesivamente impersonal. Angela Denoke sí fue una Marie sufriente, sensual, asustada y desesperada, haciéndose oír perfectamente sobre el oleaje orquestal. El otro oleaje se retiró pronto permitiendo aplaudir el saludo a los artífices de esta muy apreciable función, que sí supo, a su modo particular, comunicar las calidades de la gran obra.
Wozzeck
Libreto: Alban Berg, basado en el drama Woyzeck, de Georg Büchner / Dirección musical: Josep Pons / Dirección de escena: Calixto Bieito / Escenografía: Alfons Flores / Figurines: Mercè Paloma / Iluminación: Xavi Clot / Dirección del coro: Jordi Casas Bayer / Reparto: Jochen Schmeckenbecher, Angela Denoke, Itxaro Mentxaka. / Teatro Real / 12 de enero.
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