Sábado, 13 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6236.
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La insoportable losa española
LEOPOLDO ALAS

Muchos empiezan a estar hasta las narices de la irresponsabilidad de nuestros políticos, más de la de unos que de la de otros según en qué bando estés o te coja esta nueva guerra civil cotidiana. Ya he declarado en más de una ocasión mis simpatías por Zapatero, el presidente más odiado e insultado en la historia de la democracia por esa mitad de españoles que esta tarde no se manifestarán por la paz y contra el terrorismo porque en la pancarta los convocantes no querían poner la palabra «libertad». A la hora de escribir esto oigo que por fin la ponen. Parecía un truco del PP para no apoyar la convocatoria si no figuraba esa palabra, por lo demás tan hermosa, y no era fácil entender por qué los convocantes se negaban a incluirla. Supongo que la explicación me la dio un amigo cuando le pregunté si pensaba manifestarse. Dijo que él no quería ir si se manifestaban también los de la AVT, porque no le apetecía nada hacerlo junto a los que llaman asesino al presidente y piden su dimisión. Pero como se decía que ni el PP ni su extrema derecha participarían en ella, él si iba a ir. En cierto modo le comprendí. Yo tampoco tengo nada que ver con los virulentos enemigos de Zapatero que gritan contra él desencajados por la ira. Es más, me acojonan. Soy un tipo más bien templado, aunque firme en mis convicciones, y me daba pavor que por el hecho de estar convencido de que ZP es el primer presidente ajeno al franquismo y al posfranquismo transicional, me dieran una paliza unas víctimas. Al principio pensé que la manifestación de esta tarde se iba a convocar para apoyar abiertamente a nuestro presidente y el proceso de negociación con ETA (a pesar de estar divididos, una mayoría aplastante de españoles está de acuerdo en que es el único camino para acabar con esta lacra). Pero era arriesgado. ¿Y si no iba mucha gente y el apoyo no era clamoroso? También es verdad que, con que fuéramos la mitad, cumpliríamos, pues ya sabemos y comprobamos a diario que hay dos Españas. Tal vez debería haber dos gobiernos: uno para una mitad y el otro para la otra. Yo sí iré a la mani porque en esta nueva guerra civil tengo claro que mi bando es la democracia pero preferiría un país del que uno no tuviera que exiliarse: sin atentados, sin la insoportable coral mediática, que tiene secuestrada la actualidad con el terrorismo, y con políticos menos necios. La única que se beneficia de este disparate es ETA que, ponga o no bombas, sigue marcando la agenda política.

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