Los participantes de la cumbre Madrid+15, que ayer se clausuró en la capital española, acordaron convocar una nueva conferencia internacional de paz que recupere el espíritu de la que se celebró en 1991 lo más pronto posible. Solana reivindicó la vigencia de la Hoja de Ruta, el plan de paz para la región elaborado por el Cuarteto en 2003. Según Solana, todos los elementos para lograr una paz definitiva están en este texto. «Sólo hace falta voluntad política para aplicarlo», señaló. «Estas reuniones son importantes, pero lo principal es la acción. El tiempo corre. El reloj de la historia va más deprisa que el nuestro y es necesario sincronizarlo para resolver los problemas», añadió Mr. Pesc. La obsesión de Solana es «encuadrar» la resolución del conflicto durante el primer semestre de 2007, de lo contrario, será demasiado tarde, sugirió.

Moratinos coincidió con Solana en la necesidad de actuar. «Después de esta conferencia hay que poner el tren en marcha», indicó. Además, el ministro se mostró crítico con Israel, al aludir a su reticencia para reactivar el proceso de paz. «Israel siempre teme una conferencia internacional, pero no analiza las ventajas que también tendría para él el relanzamiento del proceso», afirmó.

En este sentido, las reservas de Israel ante la revitalización del proceso de paz quedaron patentes estos días durante la cumbre Madrid+15, que rindió honores a la Conferencia de Paz de Madrid de 1991. Aunque se trataba de una iniciativa civil y el objetivo no era que las partes negociaran, sino que reflexionaran sobre la conveniencia de poner fin a la violencia y despertar de su letargo al proceso de paz, la delegación israelí y su participación en la cumbre dejaron mucho que desear.

Más ocupado con la situación de Irak, EEUU tampoco envió una delegación tan ambiciosa como las de la UE, Palestina, Egipto o el Líbano. Eso sí, desde Washington, el portavoz adjunto del Departamento de Estado de EEUU reaccionó rápido a la propuesta de Moratinos: «Hasta donde yo sé no hay planes para ampliar el Cuarteto o cambiar su mandato».

Entre las grandes ausencias, las de dos impulsores de la Conferencia de 1991: los entonces presidentes de Rusia y de EEUU, Mijail Gorbachov y George Bush. James Baker, entonces secretario de Estado, y Gorbachov se limitaron a enviar mensajes de apoyo. Hará falta más que una iniciativa civil para que el conflicto palestino-israelí se resuelva. La clave es, una vez más, la voluntad política.