Los seis países fundadores «no pueden seguir reivindicando en absoluto un estatus especial» en la Unión Europea. Es cierto que del significado profundo del papel histórico de Francia, Alemania, Italia y Benelux se desprende todavía «un ímpetu y una pasión especial», pero «los tiempos han cambiado, un miembro de la Unión es un miembro de la Unión y, hoy, estamos todos en el mismo plano».
Quizás sea por eso -porque Angela Merkel no cree en la Europa a dos velocidades- que expresa «un gran escepticismo» hacia este concepto como panacea cada vez que algo no funciona.
Desde hace dos semanas al timón de la UE, Merkel prosigue su ofensiva mediática para convencer a la gente y a las clases dirigentes de que la presidencia alemana no será una presidencia de turno más, sino una ambiciosa y realista a la vez. Chaqueta y pantalones negros, un pequeño collar de turquesas al cuello, la canciller se muestra tímida cuando se le recuerda en la entrevista que es hoy «la líder política más poderosa de Europa». Pero no se siente intimidada por su responsabilidad: «El miedo político es mal consejero».
Pregunta.- En el proceso constitucional tiene usted la obligación de presentar de aquí a junio una hoja de ruta que lo ponga de nuevo en marcha, pero también la de representar los intereses nacionales alemanes. ¿Qué es lo irrenunciable para Alemania en el proyecto de Constitución?
Respuesta.- Ciertamente no seré yo la primera que ponga condiciones. Está claro que Alemania ha ratificado este Tratado Constitucional y cree en él. Constatamos que otros lo rechazaron y, por consiguiente, hay que esforzarse por encontrar un compromiso, pero no realizaremos una aproximación minimalista. Lo que puedo decir es que no convocaremos nuevas convenciones y que no podemos recomenzar las discusiones desde cero. Más bien pienso que los que no están de acuerdo y tienen problemas o preocupaciones deben decir exactamente cuáles son.
P.- ¿Tendrá que convencerlos uno a uno?
R.- Nuestra tarea no es resolver el problema. La Unión desea que de aquí a finales de 2008 se clarifique el tema y, por lo tanto, es una tarea para varias presidencias. Nosotros hablaremos con todos e intentaremos crear un marco en el que se vea qué es posible hacer y qué es imposible. Pero es obvio que algo tiene que pasar, porque incluso países que son críticos, en parte desean que la Unión pueda ampliarse. Lo que pasa es que en este momento no existe el marco jurídico para ir más allá de los 27 miembros.
P.- ¿Sería, pues, justo decir que desde la perspectiva de Alemania no se realizará ampliación alguna sin Constitución?
R.- Necesitamos pronto este Tratado para hacer posible de nuevo el proceso de ampliación. Pero la pregunta se plantea como si se tratase de una amenaza, y no lo es.
P.- Está usted contra la Europa a dos velocidades, ¿pero no cree que la Constitución debería permitir a los países que quieran ir más deprisa que lo hiciesen?
R.- Hay que distinguir. Si hoy en día tres o más países quieren emprender algo juntos no podemos impedírselo. Pero eso no necesitamos escribirlo en el Tratado.
P.- ¿Qué es Europa para usted?
R.- La base de la construcción europea es la convicción de que todos nosotros, a través de valores comunes, estamos vinculados también a un desarrollo común en nuestro continente. La UE es también la lección de las guerras entre los europeos, la convicción de que cada Estado nacional puede defender mejor sus propios intereses si se preocupa también de los de su vecino.
P.- En el tema de la energía, por ejemplo, ¿no hay contradicción entre la necesidad de una política energética común de Europa y la tentación alemana de establecer una relación privilegiada con Moscú en este ámbito?
R.- Si se refiere al gasoducto del Mar del Norte, se trata de una decisión empresarial. Lo importante es que ese proyecto no se ha realizado contra nadie, contra Polonia o contra los Países Bálticos. Hemos repetido por activa y por pasiva que ésa no es nuestra intención.
P.- Se va a reunir con Vladimir Putin el día 21 en el Mar Negro. ¿Definiría usted al presidente ruso como un «impecable demócrata» como hizo Schröder?
R.- No lo dije nunca y no lo diré ahora. Para referirme a Rusia utilizo el término de cooperación estratégica. Rusia es un proveedor de energía y nosotros tenemos un interés sumo en que siga desarrollándose con éxito. Para mí está claro que con Moscú necesitamos establecer acuerdos de asociación.