Sábado, 13 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6236.
OPINION
 
Editorial
LA FALTA DE CINTURA DEL PP, BALON DE OXIGENO PARA ZAPATERO

La escalada de la tensión entre el PSOE y el PP subió ayer otro peldaño tras la petición del partido de Mariano Rajoy de que se desconvocaran las dos manifestaciones de hoy en Madrid y Bilbao. La vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega rechazó de forma tajante la demanda y acusó al PP de «deslealtad» -entre otros fuertes calificativos- en la lucha antiterrorista.

Lo que empezó siendo una iniciativa probablemente bien intencionada se ha convertido en un nuevo motivo de fricción entre las fuerzas políticas y, por añadidura, en el fiel reflejo de esa lamentable división de los partidos democráticos en la estrategia frente a ETA.

Zapatero tiene mucha culpa de ello por su tibieza en la reacción frente al atentado de Barajas y por su incapacidad para unir a todos los ciudadanos en una lucha implacable contra la banda. Pero también es cierto que el PP ha cometido importantes errores no ya en su posición de fondo sobre la política terrorista -que nos parece correcta- sino en la gestión de este asunto de la manifestación de Madrid.

Nada hacía presagiar el pasado lunes que la convocatoria del acto de hoy en Madrid se iba a convertir en causa de confrontación de los dos partidos. El motivo de la polémica surgió a partir del lema de la manifestación y, posteriormente, por la adhesión de algunos colectivos como Rosas Blancas, que se habían distinguido por sus críticas hacia el PP. Tampoco le gustó a este partido que la persona elegida para leer el manifiesto fuera Rosa Regás, vinculada al Gobierno por su cargo en la Biblioteca Nacional y muy significada por sus posiciones en relación a la memoria histórica.

Todos ellos eran obstáculos subsanables y se podían haber negociado con los sindicatos, quienes en realidad han organizado la manifestación de hoy. Pero el PP se instaló en una actitud de desconfianza y quiso ver en el acto una movilización de apoyo a Zapatero más que una repulsa contra el terrorismo.

Ayer los organizadores aceptaron cambiar el lema de la manifestación e hicieron un último gesto hacia el PP, pero su dirección -condicionada por la inflexibilidad de la AVT y las voces más radicales de su entorno- no sólo se mantuvo firme en su negativa a secundar la convocatoria, sino que además pidió su suspensión.

La decisión es, a nuestro entender, un error porque nada hay en el espíritu de la convocatoria que pueda incomodar a un demócrata a pesar de los lamentables excesos verbales de los actores y artistas, que ayer parecían tener más interés en demonizar al PP que en condenar a ETA. A pesar de esta lamentable deriva, seguimos creyendo que el PP debería conceder a su militancia la libertad de acudir y que el alcalde y la presidenta de la Comunidad de Madrid deberían estar presentes en el acto por los cargos institucionales que ejercen.

Bien distinta es la convocatoria de Bilbao, a la que el PP justificadamente decidió no acudir y en la que Batasuna no va a estar presente al no aceptar que se incluya en el lema la exigencia de que ETA renuncie a las armas, lo cual pone en evidencia la estrecha dependencia de la izquierda abertzale de la banda. El PSE se ha equivocado, en todo caso, al secundar la ambigua manifestación del lehendakari.

De cualquier forma, Zapatero será el más beneficiado por la falta de cintura del PP, al propiciar una polémica que ha servido para tapar sus graves errores en la lucha antiterrorista y desplazar la atención sobre lo esencial: cómo acabar con ETA.

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