CARLOS TORO
El Comité Internacional Olímpico (CIO) ha perdido a uno de sus miembros más prestigiosos, influyentes y longevos. No importa que el juez senegalés Kéba Mbaye no perteneciese ya en puridad al alto organismo, puesto que durante 29 difíciles y decisivos años, entre 1973 y 2002, ocupó en Lausana cargos de enorme interés, responsabilidad y relevancia. A diferencia de otros miembros del CIO, de dedicaciones menos visibles, tenaces o fecundas, ejerció en primera línea una labor constante de estudio, compromiso y representatividad.
Su dilatada y fructífera carrera en el Comité estuvo ligada en considerable medida al nombre de Juan Antonio Samaranch, bajo cuyo trascendental mandato ocupó la vicepresidencia en dos períodos capitales para el olimpismo moderno (o para el Movimiento Olímpico, a secas): 1988-1992 y 1998-2002, amén de pertenecer a la Comisión Ejecutiva en otros dos periodos (1984-1988 y 1993-1998) y encabezar jerárquicamente, en esos casi 30 años de dedicación al CIO, algunas otras comisiones, casi todas ellas relacionadas con el Derecho, sus principios y repercusiones. Samaranch ha dicho adiós a un colaborador, un consejero, un hombre de confianza y, sobre todo, un amigo que aún presidía en el Comité la importante Comisión de Ética.
El dirigente catalán se apoyó en él más que en ningún otro, tras el escándalo de sobornos y corrupciones que jalonaron la elección de Salt Lake City como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2002. El presidente lo situó entonces al frente de esa Comisión de Ética, creada ex profeso para combatir una lacra que dañó la credibilidad del CIO y amenazó con sepultarlo en un mar de recelos hacia sus bases y funciones.
No era casual ese desempeño de índole moral para quien, jurista de renombre internacional, había sido, entre otros cargos en el mundo de las leyes, vicepresidente del Tribunal de La Haya y defensor, desde su cultura y su negritud, de los derechos humanos. Mencionar todos sus títulos y recompensas sería excesivamente prolijo. Destaca su tarea de escritor de libros y articulista, con títulos como Africa negra, Las realidades del mundo negro y Los derechos humanos en Africa.
Quizá por encima de su cargo de presidente de la Comisión Ética destaque su labor al frente del Tribunal Internacional de Arbitraje Deportivo (TAS en sus siglas francesas). Bajo su mandato, el TAS se convirtió en una instancia respetada y aceptada internacionalmente por los organismos deportivos y los atletas. Muchos países crearon, imitándolo, tribunales nacionales que han cubierto lagunas en las legislaciones propias y creado jurisprudencia. Jacques Rogge, actual presidente del CIO, destacó la figura de Mbaye: «Su devoción por el Movimiento Olímpico era incansable. Hemos perdido a un gran hombre».
Kéba Mbaye, miembro honorario del CIO, nació el 5 de agosto de 1924 en Kaolack (Senegal) y falleció en Dákar el 12 de enero de 2007.
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