Después de una larga y brillante carrera de dedicación al cáncer, el doctor José María Buesa Pérez, jefe de la sección de oncología médica del Hospital Universitario Central de Asturias y uno de los pioneros de esta especialidad en España, murió el pasado domingo, víctima de un tumor pulmonar.
Nacido en Jaca (Huesca) hace 57 años, Buesa estaba casado con María Jesús Antuña, especialista en oncología pediátrica en el mismo hospital. Tenía dos hijas de una relación anterior. Sus colegas le han definido como «una persona íntegra, humilde, humanamente excelente, con una capacidad de trabajo impresionante» y con «un enorme compromiso con los pacientes y la investigación».
Uno de sus mejores amigos, Carlos López Otín, fundador del Universitario de Oncología del Principado de Asturias, no ha querido destacar de él su labor en el origen de la oncología española, ni tampoco que fuese un reconocido experto internacional en sarcomas, sino, sobre todo, que «era una persona admirable, extraordinariamente discreto pero profundamente comprometido con la medicina y con la investigación».
Manolo Gracia, jefe de Servicio de Oncología del Hospital de Cabueñes, en Gijón, coincidió con él en la Facultad de Medicina de Zaragoza, de la que salieron en 1972 rumbo a Asturias. Allí se trasladaron atraídos por la fama de su antiguo Hospital General, hoy en día integrado en el complejo del Hospital Universitario Central de Asturias. «Hicimos juntos la rotación de Medicina Interna, cuándo aún no existía la especialidad de Oncología como tal».
Fue en su segundo año de residencia cuando pasaron a rotar al mando de Antonio Brugarolas, que había vuelto de Estados Unidos dispuesto a implantar la nueva disciplina dedicada a la atención a los pacientes con cáncer. «Nuestro título es del año 80», señala Gracia, «fuimos de los primeros oncólogos que salimos en España con formación MIR».
A pesar de este papel pionero, Buesa siempre huyó de cualquier «halago inútil» y prefirió seguir dedicado a la investigación en farmacodinámica, que había iniciado durante su estancia en el Instituto Holandés del Cáncer, y a sus pacientes. Fue fundador del Grupo Español de Investigación en Sarcomas (GEIS) y miembro de las sociedades española, europea y americana de oncología médica (SEOM, ESMO y ASCO, respectivamente).
El propio Gracia le comunicó hace 10 años que padecía un adenocarcinoma de pulmón. Buesa no era fumador. «Fue duro al principio, pero se repuso rápido», recuerda su amigo y doctor. «Buscaba en todo momento estímulos para seguir adelante, bien en el trabajo o en su familia. Quería ver a sus dos hijas con la carrera acabada, con la vida encaminada...».
A pesar de su diagnóstico, este aragonés tenaz y un poco socarrón no dejó de trabajar hasta el verano pasado, ocupándose de sus pacientes, dirigiendo un grupo de investigación, mostrando una curiosidad infinita por la ciencia, escuchando a sus amigos, y ayudando a todos los que se acercaban a él. Sentado delante de su ordenador se dedicó a revisar y a poner a punto numerosos estudios que su grupo de sarcomas tenía pendiente de publicar. «Era lo que él llamaba 'la fábrica'», recuerda Andrés Poveda, amigo y cofundador también del GEIS. «Ha sido de hecho, una de las épocas más fructíferas del grupo. Él se encargó de darles a estos estudios su toque de brillantez, era su manera de seguir siendo útil».
López-Otín, asturiano de adopción como él, recuerda que durante los últimos meses, cada viernes, le enviaba un mensaje para comentarle la evolución de su estado físico y, de paso, reflexionar sobre otros aspectos de la vida. «Ya no habrá más viernes con Jose Mari Buesa», lamenta.
José María Buesa, oncólogo, nació en Jaca (Huesca) y falleció el 7 de enero de 2006 en Oviedo a los 57 años de edad.