Hace poco hizo una confesión para explicar el origen de su fútbol de arrabal: «Aprendí a jugar en la calle, regateando coches y viejas». Pues bien, no se sabe en cuál de estas categorías figuraría la zaga del Barça, pero los defensas barcelonistas fueron ayer víctimas propiciatorias de la exhibición de Tamudo.
Como los grandes cracks, el delantero blanquiazul apenas apareció en el primer tiempo, pero todo lo que hizo fue demoledor. Su equipo derrochaba agresividad -la que requiere una cita de este tipo- y aguantaba los envites del Barça antes de lanzar el contragolpe.
Pero en la primera ocasión en que Tamudo recibió sin que el asistente levantara el banderín, el choque empezó a teñirse de blanquiazul.El capitán recibió escorado a la banda y presionado por Puyol.Tras dos amagos, se fue del azulgrana por velocidad y sirvió un balón perfecto al primer palo, donde Luis García aprovechó la misteriosa desaparición de Márquez y la lentitud de Edmilson para anotar.
Esa acción sirvió a Tamudo para desequilibrar un derbi que hasta ese momento había tenido en Ronaldinho a su protagonista. El brasileño, muy motivado y participativo, dio hasta 19 pases buenos en el primer tiempo, incluyendo detalles de alta escuela y un formidable lanzamiento de falta que se estrelló en el larguero.
Pese a estar marcado de cerca por un Velasco que buscó el contacto y no se ahorró ni una sola patada para tratar de frenarle, el de Porto Alegre fue el líder ofensivo de los barcelonistas. Pidió todos los balones y se hartó de lanzar a Giuly y Gudjohnsen.Brillante fue una asistencia al islandés que éste malogró al verse superado por Jarque cuando se disponía a fusilar a Kameni.
En el segundo tiempo, la tónica siguió igual, con los tobillos de Ronaldinho aguantando las tarascadas, primero del inefable Velasco y después de Sergio Sánchez. El balance fue elocuente: ambos defensores vieron la amarilla por reiteración de faltas y Ronaldinho abandonó el campo cojeando y con la frustración de no haber podido batir a Kameni en ninguno de sus tres lanzamientos de falta ni en una rosca envenenada que lanzó desde el pico del área grande.
Mientras, Tamudo aguardaba descolgado en terreno azulgrana la ocasión de golpear de nuevo al eterno rival. Y la ocasión le llegó en el minuto 65. En plena huelga de piernas caídas de la defensa barcelonista, Sergio Sánchez colgó el balón al punto de penalti y el capitán blanquiazul, otra vez ante la pasividad de Márquez, voló para rematar en plancha y dejar a Valdés clavado.El efecto psicológico del tanto fue demoledor y el propio Puyol lo reconoció tras el partido: «Su segundo gol nos ha matado».
Tamudo, que fue duda a causa de una gripe para disputar el derbi, abandonó el campo en el minuto 68. Antes tuvo aún tiempo de impartir la enésima lección de coraje a sus compañeros: se encaró con Márquez y se ganó una amarilla por obstaculizar el lanzamiento de una falta.
En el derbi de alto voltaje que se vio ayer destacaron también De la Peña y Luis García, el primero con su solvencia para lanzar los ataques y el segundo con su combatividad e inspiración en los metros finales. Además del primer tanto, Luis García regaló el tercero a Rufete, en el enésimo gran contragolpe que trazaron los espanyolistas.
Sin embargo, para la historia quedará que el derbi de ayer lo ganó un delantero de Santa Coloma. Como en la última ocasión en que el Espanyol ganó el duelo barcelonés, fue el protagonista del partido. Lideró a un equipo de retoños, enloqueció a la defensa barcelonista y marcó su gol número 106.
Para Tamudo, la de ayer fue una noche digna del más ardiente de sus sueños.