CRISTINA GUERRERO
MADRID.-
«El inconsciente no tiene sexo, por eso no creo que existan rasgos femeninos en el arte». Son las palabras de Victoria Combalía, crítica de arte y asesora de Artes Plásticas de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, al hablar de la importancia y el peso de la mujer en el terreno artístico.
Como resultado de su investigación, y con la intención de «hacer una Historia más justa», sale a la luz Amazonas con pincel (Destino), un manual que recupera la trayectoria vital y artística de las 70 mujeres más importantes en estas lides, desde el Renacimiento hasta nuestros días. El escaso número de féminas que engrosa esta ilustre lista «no se debe a un problema de talento, sino de discriminación», asegura la autora. «Desde la Edad Media muchas mujeres, especialmente monjas, realizaron importantes trabajos artísticos como El beato de Gerona y El tapiz de Beyeux». Aunque el Renacimiento ha sido y todavía hoy es considerado el Siglo de Oro de las artes, no fue hasta finales del siglo XIX y, especialmente, hasta el XX, cuando el género femenino conquistó parcelas en este terreno antes vedado al hombre.
En este compendio de biografías, Combalía recorre los trazos vitales de las más ilustres pintoras de todos los tiempos, un resumen que incluye desde la rebelde Artemisa Gentileschi, la pintora de bodegones Rachel Ruysch -cuya obra se cotizó en tiempos por encima de la de Rembrandt-, hasta la enigmática Lavinia Fontana, cuyos lienzos fueron adjudicados a Tiziano, pasando por Camille Claudel y Dora Maar, que vieron eclipsadas sus carreras por Rodin y Picasso, sus respectivos amantes.
También hay un espacio para las desgarradas existencias de Frida Kahlo y Unica Zürn, las peripecias vitales de Maruja Mallo y las 1.000 máscaras tras las que se esconde Yoko Ono (la última, la de autodeclarada bruja en su nuevo disco).
Con varios siglos a las espaldas, Combalía se mostró orgullosa de poder afirmar que «la situación ha mejorado sustancialmente, de hecho hoy en día más de la mitad de artistas contemporáneos son mujeres, aunque el mercado todavía no cotiza sus obras al mismo precio que las de los hombres. Pero estamos ante un verdadero fenómeno social y así hay que verlo».
Sin embargo, y para que esta lucha se consolide, Combalía implora la ayuda «imprescindible» de los medios de comunicación y la crítica, «mediadores entre el artista y la opinión pública. Son el medio que crea opinión», termina.
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