«Pienso en esta situación y entiendo que el Congreso pueda intentar pararme», declara Bush al programa 60 minutos de la CBS, que emitirá hoy la entrevista en hora punta. «Pero he tomado mi decisión»- advierte, en referencia a la nueva estrategia para Irak- «¡Vamos adelante!».

Desde Camp David y como preámbulo, después de despachar con los legisladores republicanos que han prometido defender a toda costa su plan en el Capitolio, Bush retó así a la nueva mayoría demócrata: «Los miembros del Congreso tienen el derecho a expresar sus puntos de vista y a hacerlo con convicción... Sin embargo, los que renuncian a dar su aprobación a este plan tienen la responsabilidad de ofrecer una alternativa que tenga perspectivas de éxito».

Cumplir compromisos

«Esta vez habrá un número suficiente de fuerzas iraquíes y norteamericanas», vaticinó el presidente norteamericano. «Esta vez el Gobierno iraquí sabe que tiene que cumplir todos sus compromisos o perderá el apoyo de los iraquíes y del pueblo americano (...). Tenemos una nueva estrategia con una nueva misión: ayudar al Gobierno iraquí a dar seguridad a su población».

También insistió en que el primer ministro iraquí, Nuri Maliki, «ha prometido que no se tolerará ninguna interferencia ni política ni sectaria en las operaciones de seguridad».

En la réplica radiofónica, el congresista demócrata Tim Walz, veterano de la guerra de Afganistán, se opuso al envío de nuevas tropas y dijo que Irak necesita «una solución política y no una solución estrictamente militar». Walz criticó las «lagunas» del plan de Bush: «¿Dónde están escritos los compromisos del Gobierno iraquí? ¿Cuánto durará el refuerzo temporal? ¿Existe acaso una clara estrategia?».

Entre tanto, la senadora Hillary Clinton visitaba por tercera vez Bagdad, al frente de una delegación del Congreso, y certificaba «el aumento de la violencia y los problemas crecientes de seguridad».

Hillary Clinton, que ayer se entrevistó con el primer ministro Nuri al Maliki, y con los generales George Casey y Ray Odierno, declaró que la estrategia de Bush «es una propuesta para la escalada de la guerra».