La necesidad de formar una gran cantidad de listas electorales hace que los partidos tengan que emplearse a fondo cada vez que se acercan las municipales. En el caso de Convergència i Unió los problemas se agravan porque, antes de formalizarse las candidaturas, los dos partidos deben ponerse de acuerdo en quién va a ser el número uno de la federación en esa localidad.A poco más de cuatro meses para las elecciones, CiU no tiene candidato en ocho municipios mayores de 5.000 habitantes.
En tres localidades -Sitges, Palamós e Igualada- la situación se tensa hasta el punto de que no es descartable la posibilidad de que se convoque una asamblea de militantes para dirimir el conflicto por la vía de las votaciones. Según el protocolo de bases de la federación, cerrado en la conferencia nacional de CiU de 2004, sólo se apela a esa solución cuando se han agotado todas las anteriores.
Como recordó ayer el secretario general de Unió, Josep Maria Pelegrí, en los municipios donde se considere que en las elecciones anteriores «se alcanzaron unos resultados satisfactorios» repetirá el candidato, o lo escogerá el mismo partido. En el resto, el número uno de la lista debe ser consensuado por las ejecutivas locales de Convergència y de UDC, y sólo cuando no llegan a un acuerdo la cuestión se traslada a las asambleas de militantes, que deben elegir con al menos el 70% de los votos a uno de los candidatos que se presenten. Si ninguno alcanza esa cantidad de sufragios, decide el cabeza de lista una comisión de acción territorial de CiU, informa Efe.
En La Bisbal de l'Empordà, Berga, Balaguer, Sant Carles de La Ràpita y Canet de Mar tampoco hay acuerdo de momento. Sin embargo, Pelegrí restó ayer importancia a la cuestión, y prefirió subrayar que CiU ya tiene candidato para 178 municipios mayores de 5.000 habitantes. Aunque reconoció que «hay discusiones en lugares donde hay un candidato de CDC y uno de CDC, y se está viendo cuál es la mejor opción», señaló que «siempre» ha ocurrido lo mismo. «Y siempre, al final, se ha cerrado satisfactoriamente», añadió.
El secretario general de Unió dijo que su partido «espera» tener cerradas todas las listas hacia finales de febrero. El 23 de abril termina el proceso de presentación de candidaturas para las municipales.
Pelegrí también se felicitó por la «excelente marcha» de la campaña Estimar Catalunya, que el partido democristiano lleva a cabo desde las elecciones autonómicas del 1 de noviembre de 2006.Además, el secretario general de Unió desveló que, en un futuro próximo, el partido reforzará el contacto con «colectivos de inmigrantes» de cara a las municipales. Citó a chinos, sudamericanos y rumanos, los únicos que tendrán derecho a voto tras ser aceptado su país en la UE. Rechazando el aparente contrasentido que supone acercarse a esos colectivos y, a la vez, oponerse a su participación en las elecciones locales, Pelegrí defendió explicar «sin complejos» a esos grupos las políticas de inmigración que aplicaría UDC.
Que los democristianos están apretando las tuercas a sus socios de Convergència es un hecho. La polémica abierta por las listas es la segunda en poco tiempo, tras la de la entrada en el Gobierno español que exige Unió, y que todavía colea. Después de que Pelegrí se negara a confirmar que el esperado encuentro entre Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida se produjo la semana pasada -Convergència sí lo hizo-, el PSC quiso ayer echar una mano a Unió. Su portavoz, Miquel Iceta, insistió en que su partido no será «ningún obstáculo» para que el PSOE llegue a acuerdos gubernamentales con CiU en la próxima legislatura, como insinuó este fin de semana el presidente José Luis Rodríguez Zapatero en una entrevista.
Iceta interpretó por el silencio que ha seguido a la supuesta reunión entre Mas y Duran que la federación «ha decidido no resolver su crisis y aplazarla».