VICTOR DE LA SERNA
Vemos por diferentes canales de Digital Plus el anuncio de un documental sobre los integristas protestantes en Estados Unidos y sus campamentos veraniegos para niños y jóvenes, dentro de su serie DOK: Campamento Jesús. En ese anuncio nos explican que lo que se practica en ellos es «un lavado de cerebro al que son sometidos millones de jóvenes norteamericanos». (Emisión: el sábado, a las 22.00 horas, por Canal Plus).
En la versión impresa del mismo anuncio se abunda en «este peligroso fenómeno». Y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se añade esta pincelada: «El presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos de EEUU, Ted Haggard, renunció al cargo tras ser acusado de mantener una relación sexual con un prostituto».
No falta morbo, pues. Y es recomendable -si a uno le interesan el extremismo religioso y las relaciones entre religión y política en el mundo de hoy- ver la emisión de la película de Heidi Ewing y Rachel Grady, rodada en el campamento Kids on Fire que regentaba la pastora pentecostal Becky Fischer en Dakota del Norte. (Decimos regentaba porque, tras el estreno de la película en septiembre pasado, los dueños del terreno recibieron tantas amenazas de los extremistas opuestos que, temiendo actos de vandalismo, no han renovado su contrato...).
Con todo, no son creíbles las afirmaciones de las realizadoras según las cuales la película «carece de punto de vista» y es un puro documental, ni es aceptable la presentación simplista que Digital Plus hace de ella.
Por una parte, todos conocemos el carácter de show de la religión en Estados Unidos, que alcanza a todas las confesiones y que hemos visto mil veces plasmado en las filmaciones de los diversos predicadores, de los servicios religiosos con gospel más participativos y enfebrecidos. Al hacer una labor de montaje que deja sólo en primer plano, sin contexto, las manifestaciones más estruendosas y chocantes del método Fischer, las realizadoras sí que introducen una fuerte -y legítima, sin duda- carga ideológica en el producto final. Que no se escuden en una pretendida asepsia.
Por otra parte, las aseveraciones de Digital Plus sobre «lavado de cerebro» están fuera de lugar, como lo están sus afirmaciones según las cuales «millones» de niños están sometidos a esas enseñanzas en Estados Unidos. La pastora Fischer representa un aledaño extremo dentro de ese mundo, de por sí exaltado, del protestantismo radical; de hecho, fomenta la división entre evangélicos pentecostales y no pentecostales, que ya es decir... Así que dejemos en su justo lugar esta manifestación que, en su estreno televisivo español se está presentando como un fenómeno de masas en la América de Bush.
Mucho más inquietante, mucho más amplio, mucho más cargado de genuino lavado de cerebro es el fenómeno de las madrasas o escuelas coránicas en países como Pakistán. Seguimos esperando a que Digital Plus nos lo muestre en toda su extensión. Y que lo trompetee igual.
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