TERESA CRUZ. Corresponsal
LAS PALMAS.-
El extraordinario trabajo del director de orquesta alemán Christian Thielemann el pasado viernes en el Auditorio Alfredo Krauss de Las Palmas de Gran Canaria quedó empañado al reprender al público por toser durante la Quinta sinfonía de Anton Bruckner, que fue interpretada por la Orquesta Filarmónica de Múnich.
Thielemann ya había hecho un amago en los primeros momentos del concierto, mirando hacia los lados como muestra de incomodidad. Como las toses continuaron, aprovechó una pausa del concierto para volverse hacia el público. Entonces, se dirigió en inglés a los espectadores y, pañuelo en mano, dijo que no era corrector toser y que, en todo caso, «cuando se tose se puede amortiguar el impacto sonoro». Un espectador molesto, una vez concluida la pieza interpretada extraordinariamente por la Orquesta Filarmónica de Múnich, gritó que no se aplaudiera al director alemán.
La reacción de Thielemann ha provocado discusiones de todo tipo. Jerónimo Saavedra, padre del festival y candidato a alcalde de Las Palmas del PSOE, sintetizó la perplejidad del público canario ante el director alemán: «Uno se plantea quién tiene la razón: el maleducado que no sabe controlar su tos y que no se queda en su casa, que es su deber; o el director, que llama maleducados a los oyentes. Pues yo entiendo que recordar a los maleducados lo que es la buena educación es, también, un deber». Otros, como el crítico Javier Moreno, ha tildado de «estúpido» e «infantil» a Thielemann.
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