LETICIA BLANCO
BARCELONA.-
La tercera edición de la Pasarela Barcelona comienza hoy con un futuro incierto, un presupuesto low cost, reducido a la mitad de la edición anterior y exclusivamente público (no hay patrocinadores privados en esta ocasión) y con un programa de drásticos recortes emprendidos por el equipo que dirige Josep Maria Donat.
Recortes como la renuncia a la presencia de prensa y compradores internacionales; o como el desfile del prestigioso modisto chipriota Hussein Chalayan, que en la pasada semana de la moda parisina deslumbró a la crítica con un exquisito show futurista donde los vestidos tenían vida propia. Chalayan debía desfilar en esta edición de la Pasarela Barcelona, pero su participación ha sido cancelada.
Pese a la baja de Chalayan, la Pasarela Barcelona acoge en su calendario tanto a los clásicos locales de siempre como a diseñadores emergentes. Nombres habituales como Antonio Miró, TCN, Hannibal Laguna, Konrad Muhr, Sita Murt, Joaquim Verdú, Mireya Ruiz o Armand Basi desfilarán desde hoy hasta el próximo jueves. Lo harán compartiendo escenario con promesas como las jovencísimas Comentrigo, Miriam Ponsa o Parnasse y apuestas desenfadadas pero ya consolidadas comercialmente como La Casita de Wendy, Txell Miras o Jocomomola, la línea más casual de la firma Sybilla.
En un intento de aprovechar la enorme influencia que supone la celebración de la macroferia de ropa urbana Bread&Butter, Pasarela Barcelona se desplaza en esta ocasión al Barcelona Teatre Musical. El antiguo Palacio de Deportes está situado justo al lado de los pabellones de Fira Barcelona que, a partir de mañana y hasta el viernes, serán ocupados por más de 1.000 marcas de ropa. Los organizadores esperan a más de 50.000 visitantes, más o menos la misma cifra que en la edición del pasado julio.
Josep Maria Donat se despide de la presidencia de Pasarela Barcelona en un momento cuanto menos delicado para su continuidad. La cita ha fracasado en su intento de autofinanciarse buscando patrocinadores privados, lo que ha provocado que la Generalitat advierta que una pasarela íntegramente pagada por las arcas públicas no es viable. Donat reconoce atravesar momentos difíciles, pero achaca el nulo apoyo de las empresas privadas al proyecto a la «época de cambio» vivida en Cataluña, en referencia a las elecciones del pasado 1 de noviembre.
«Estamos pasando por una tormenta, pero ya se sabe que después viene la calma. Cuando hay cambios, la gente espera a ver qué rumbo toman las cosas para ver cómo invertir. Nosotros nos hemos puesto en contacto con más de 100 empresas, pero han preferido esperar a que el proyecto estuviera más consolidado para dar ese paso. Con un Gobierno estable, como el de ahora, sí se puede vender un proyecto de aquí a cuatro años», lamenta Donat, quien de ahora en adelanta se dedicará exclusivamente a la expansión de su propia firma, la familiar TCN.
No todo han sido factores externos los que han provocado que la pasarela no consiguiera su emancipación financiera. El presidente de Pasarela Barcelona entona el mea culpa al admitir que ha habido «fallos» en las tres ediciones que ha presidido la pasarela, como ciertas «lagunas organizativas normales, teniendo en cuenta de que era la primera vez que el propio sector organizaba una pasarela». También afirma que aunque «respeta» la decisión de la Consellería de cortar la subvención pública que hasta ahora recibía, «difiere» del apoyo que debe prestar la Generalitat a la moda catalana.
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