C. TOLEDO/J. SAIZ/F. ALVAREZ
VALENCIA.-
Incontables gorras tiñeron de rojo los alrededores de la Ciudad de las Artes y las Ciencias en homenaje a Fernando Alonso. El primer contacto del campeón con los aficionados se hizo esperar, aunque el asturiano compensó la tardanza con una brillante exhibición al volante de un Mercedes descapotable. El nuevo piloto de la escudería británica completó la primera vuelta al trazado con una sola mano en el volante, respondiendo a los saludos con su mano derecha y ejecutando a la vez una serie de trompos que hacían presagiar a los asistentes que el verdadero espectáculo todavía estaba por llegar. El olor de goma quemada introdujo definitivamente al público en la fiesta.
Para entonces los balcones de los edificios que rodeaban el trazado junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias ya estaban abarrotados y engalanados con banderas de McLaren, a excepción de un par de aficionados que mostraron sus preferencias colgando las enseñas de Ferrari. También los escasos espacios que todavía quedaban por cubrir en el perímetro del circuito urbano se habían completado cumpliendo las expectativas de asistencia fijadas por los organizadores. Los más tardones no tuvieron más remedio que encaramarse a los árboles o a los vehículos aparcados en las proximidades para no perderse el espectáculo.
La enorme afluencia de público a la presentación mundial del monoplaza de Alonso, pese a celebrarse un día laborable, refrendó las aspiraciones del presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, y de la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, de que el dueño de la Fórmula 1, Bernie Eccleston, se decida a traer una prueba del mundial a Valencia en próximas ediciones. Es más, ambas instituciones realizaron un importante despliegue de medios para convertir la exhibición de McLaren en la antesala de una hipotética prueba del campeonato mundial por las calles de la capital del Turia.
Iluminación.
Justo un minuto después de finalizar la prueba, la Policía Local lanzaba sus primeros cálculos sobre la asistencia: 250.000 personas. Instantes antes, la presentación había llegado a su apogeo con las vueltas de los dos monoplazas de Alonso y del británico Hamilton, su compañero de escudería. La iluminación se convirtió en el principal handicap para que los dos conductores no desplegaran el potencial de sus monoplazas. El propio Alonso reconoció al terminar la prueba las dificultades para dominar el vehículo en un recorrido nocturno y atestado de público. «No es lo mismo correr a 50 kilómetros por hora en una carretera mal iluminada que hacerlo a 250», decía a preguntas del presidente de la Generalitat.
Éste fue el punto y final para el espectáculo a bordo de los monoplazas. La exhibición continuó, sin embargo, en el interior de la carpa de McLaren instalada en el corazón de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y después con el castillo de fuegos artificiales confeccionados con los nuevos colores de la escudería.
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