L. F. L.
El chico vale. El chico es Magic Rodríguez, Sergio Maravilla, El Chacho para sus ex compañeros del Estudiantes y para sus amigos de la selección campeona del mundo. En Estados Unidos es Sergio Rodríguez, a secas, su nombre de cuna, pero ayer recuperó sus tiempos de Magic, de Maravilla. Fue El Chacho, el chaval canario siempre sonriente, que desprecia la presión, ama el baloncesto hasta lo adictivo y contagia felicidad. «Es divertido jugar a su lado», comentó Brandon Roy ayer, uno de sus compañeros en los Trail Blazers de Portland. Roy añadió: «Fue el único brillante esta noche». No mentía.
El joven base español completó su mejor partido desde que tomó la decisión de marcharse a la NBA, pese a su corta edad (21 años). Ante los Nuggets de Denver repartió 10 asistencias, tomó cuatro rebotes controló sus pérdidas (cuatro), sólo una más que los robos de balón, y sobre todo anotó 23 puntos (su anterior registro era de nueve), una cantidad a la que todavía no han alcanzado ni Calderón ni Garbajosa.
El magisterio de Sergio Rodríguez no evitó la derrota (93-109) frente a un rival liderado por Allen Iverson (32 puntos). Si se reduce el marcador a los minutos que estuvo el español en pista, su equipo domina 70-65.
Mucho ha cambiado la realidad para el canario. Su punto de partida fueron dos minutos en los siete primeros partidos de Liga; después se hizo un hueco de subsistencia. Y con empeño crece, aunque su entrenador le tenga escasa consideración. Nate McMillan decía a mediados de la pasada semana: «Tiene potencial, pero no hay lugar para él en nuestra rotación», y en una ocasión previa, al principio del curso, dictaminó: «Sergio está lejos de lo que buscamos». Ahora habla mejor, destaca su inteligencia en la lectura del juego y sus escasos errores. Su noche grande vino acompañada de altísimos porcentajes (11/14 en tiros de campo).
A las dudas, el aludido ha respondido con verdades, una extraordinaria: en la estadística de asistencias por 48 minutos de juego, ocupa el segundo puesto, por detrás del MVP de la Liga, Steve Nash. Para entender el valor de sus números, basta la comparación con los dos españoles de Toronto, que todavía no han alcanzado esa cifra en la NBA. De hecho, el propio Sergio Rodríguez sólo había rondado esas cifras en tres de sus últimos cinco partidos en España.
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