Por todo ello, nada más empezar el discurso sorprendió a propios y extraños reconociendo equivocaciones personales, algo que ni los más viejos del lugar recordaban de un presidente del Gobierno en la tribuna del Congreso.

«Había una esperanza que compartía el Gobierno, una esperanza que había expresado 24 horas antes ante todos los españoles, 24 horas antes del atentado. Todos los españoles me escucharon decir el día 29 de diciembre que tenía la convicción de que estábamos mejor que hace cinco años y que dentro de un año estaríamos mejor. Señorías, aunque no es frecuente entre los responsables públicos, quiero reconocer el claro error que cometí ante todos los españoles», dijo el jefe del Ejecutivo.

No habían pasado dos minutos del inicio de su discurso, y gran parte del debate estaba reventado en su línea de flotación. El presidente del Gobierno reconocía «un claro error». Los sms ya daban como titular del debate la frase citada cuando apenas había empezado la discusión parlamentaria, y Zapatero ya tenía la credibilidad que buscaba para articular el resto de su alocución en tres respuestas a los ciudadanos.

1ª RESPUESTA

Zapatero explicó, con el hábil recurso dialéctico de comparar lo que ha ocurrido desde el 22 de marzo de 2006 hasta el 30 de diciembre del mismo año con los intentos anteriores, por qué inició el proceso.

«Todos los presidentes democráticos han intentado atender a las aspiraciones de los ciudadanos de conseguir vivir sin víctimas, sin atentados, sin destrozos, sin sobresaltos, sin amenazas, sin extorsiones y sin muerte», expuso.

Zapatero explicó que, tras el alto el fuego permanente de ETA y tras más de tres años sin víctimas mortales, hizo lo que le pedía «la inmensa mayoría de los españoles: tratar de aprovechar la oportunidad cierta que se desprendía».

2ª RESPUESTA

La segunda respuesta que Zapatero quiso dar a la sociedad desde la tribuna del Congreso fue la relativa a sobre qué bases se diseñó la acción del Gobierno.

El presidente del Ejecutivo, en este sentido, recordó que durante todo el periodo, en contra de lo que se ha dicho, ha mantenido los ejes fundamentales de la lucha contra ETA. Y lo explicó: «No ha cambiado la legalidad destinada a fortalecer nuestra seguridad, a combatir el terrorismo. No han cambiado las bases de la acción policial. No ha cambiado la acción de la Justicia. No ha cambiado la política penitenciaria».

Es más, Zapatero presumió de haber cumplido escrupulosamente todos y cada uno de los apartados de la resolución del Parlamento aprobada en mayo de 2005.

También aseguró que su trabajo ha sido «trasladar a la organización terrorista y a la llamada izquierda abertzale la inutilidad de la violencia, una vía sin cabida en una sociedad democrática con acreditada capacidad de resistir cualquier tipo de extorsión».

Y en una retahíla de explicaciones, enumeró que, en todo este proceso, su Gobierno ha tratado el terrorismo «como política de Estado», ha tratado «de evitar discrepancias con el primer partido de la oposición», ha buscado «el diálogo con todas las fuerzas políticas» y ha mantenido «el compromiso con las víctimas para oírlas, atenderlas y no abandonarlas».

3ª RESPUESTA

La tercera respuesta de Zapatero fue contentar a lo que más demandaba el líder de la oposición y la ciudadanía: ¿Y ahora, qué?

Y Zapatero propuso un nuevo pacto entre todos, incluida la sociedad civil. Una nueva reunión del Pacto Antiterrorista y, sobre todo, se le llenó la boca de la palabra unidad.

No hubo ni un reproche al PP, ni una crítica, ni una mala palabra ni una mala voz... hasta ese momento.

Y UNA RÉPLICA

Pero cuando Zapatero volvió a subir a la tribuna a replicar a Rajoy, hubo otro gesto, otro tono y otro debate.

Según fuentes de la dirección del PSOE, se habían preparado varios escenarios de réplica, y se optó por el más duro tras escuchar a Rajoy.

«Usted debería haber meditado antes algunas frases que ha dicho. Quizá no vaya a ser recordado como ministro del Gobierno de España, no sé si lo será como vicepresidente, pero sí será recordado por el discurso que ha hecho hoy», le espetó el líder socialista al jefe de la oposición nada más subir al estrado.

Y siguió con una dureza a veces similar a la que había empleado Rajoy: «Con su intervención, ha pretendido enmendar a la totalidad los 30 años de política antiterrorista que han hecho los gobiernos de España. Y tiene una consecuencia clara: es una hipocresía absoluta y una falta de credibilidad total el discurso que ha hecho».

El resto de su réplica y contrarréplica lo dedicó a recordar que fue él quien propuso el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo -«si usted dice que es tan bueno, reconozca que fue una propuesta del PSOE para luchar juntos contra el terrorismo», dijo-; a echar en cara al PP su utilización de este asunto por interés partidista -«la suya ha sido la única oposición democrática desde la Transición que ha utilizado el terrorismo en la contienda política»-, y a seguir buscando la unidad con buenas dosis del buenismo que tan bien parece funcionarle a Zapatero.

«Doy por zanjada toda la diatriba, la discusión, la polémica, todas las descalificaciones, todos los insultos que he recibido, si eso sirve para lograr el fin que merece España. Que estemos juntos contra el terrorismo y buscando el fin de la violencia. A eso le invito, señor Rajoy», concluyó.

La contrarréplica fue más de lo mismo. Pero peor elaborado, más repetitivo y con menos chispa.

Lo cierto es que el PSOE salió con la sonrisa de oreja a oreja tras el debate. Más allá de las habituales intoxicaciones de pasillos, había la tranquilidad de que las cosas se habían reconducido, que el PP «seguía echado al monte» -lo que entre los socialistas se ve como algo que les favorece- y que Zapatero había superado un debate muy complicado.

No obstante, entre los diputados más veteranos se comentaba que el problema va mucho más allá de un debate en una tarde de Pleno.

«Señor Rajoy, usted ha intentado enmendar los 30 años de política antiterrorista que han hecho los gobiernos de España. Es una hipocresía absoluta y una falta de credibilidad total».

«Quizá no vaya a ser recordado como ministro, no sé si lo será como vicepresidente del Gobierno, pero sí será recordado por el discurso que ha hecho hoy».

«Doy por zanjada toda la diatriba, discusión, polémica, todas las descalificaciones y todos los insultos que he recibido, si eso sirve para lograr el fin que merece España».

«Hice lo que me pedía la inmensa mayoría de los españoles: tratar de aprovechar la oportunidad cierta que se desprendía de una declaración de alto el fuego tras tres años sin víctimas mortales».

«El Partido Popular ha sido la única oposición democrática desde la Transición que ha utilizado el terrorismo en la contienda política».