La exposición de las preferencias de ERC, realizada por su portavoz, Agustí Cerdá, dejó en una posición más que comprometida al presidente del Gobierno, sobre todo si ha de consensuar con esta formación la política antiterrorista en un foro futuro. No en vano, Cerdá asumió que «el conflicto» tiene un «origen político» que hay que resolver, dejó bien claro que los independentistas catalanes no están de acuerdo con «la vía judicial y policial sólo» y especificó que «incluso con bombas tendría que haber alguna cosa» para tratar de crear «un escenario en el que se pueda hablar de cómo se soluciona la violencia».
Rodríguez Zapatero se vio obligado en su intervención a aclarar que, aunque agradecía «el apoyo y comprensión» del partido independentista, no coincidía con algunos de los puntos que había expuesto.
Cerdá insistió en alguna otra ocasión al señalar que «lo admitan o no, no hay dos caminos, sino sólo uno, que es el del diálogo». Recalcó que los partidos han de buscar las condiciones para ese escenario, aseguró que su partido iba a hacer todo lo posible para lograrlo y concluyó que, «si se dan las condiciones, no esperamos otra cosa del Gobierno que vuelva a asumir la responsabilidad de llevar adelante un proceso de paz dialogado».
En otro momento de su intervención, el portavoz de ERC constató la «naturaleza política de este conflicto». «Si se habla de precios políticos es porque se asume que el conflicto tiene un origen político, y si lo tiene, aunque se exprese de manera violenta, tenemos que obligarles entre todos a que dejen de expresarse de manera violenta», razonó.
Para Cerdá, que realizó una exposición algo atropellada y confusa, no resultó incompatible esta predisposición a realizar determinadas concesiones, con una defensa férrea del Estado de Derecho y del marco constitucional que es, al fin y al cabo, el marco que rechazan los terroristas y por el que han justificado la comisión de nuevos atentados.
Cerdá aseguró sentirse «disgustado» por las «discrepancias» mostradas por los partidos políticos en un momento en el que el Estado de Derecho podría estar «entre las cuerdas», y no debería quedar ningún vestigio de división. Le reprochó su incoherencia al PP porque, según dijo, Aznar se había mostrado dispuesto a negociar incluso con la existencia de atentados, y atribuyó a los populares un interés por sacar rendimiento electoral aplicando la teoría del «cuanto peor, mejor».
Proceso. «No hay dos caminos, sino sólo uno, que es el del diálogo. Si se dan las condiciones, esperamos que el Gobierno retome el proceso».
Origen político. «Todos sabemos de la naturaleza política de este conflicto, y si la tiene, aunque se exprese de manera violenta, tenemos que obligarles a que dejen de expresarse de manera violenta».
Defensa. «Hay que decirles a los que no aceptan este marco que ésa es la única salida, dentro de la Constitución y las leyes».
