En el flamenco es imprescindible mirar hacia atrás para no perder las raíces y el sabor», afirma con respeto Antonio El Pipa. El bailaor jerezano presenta en Madrid, desde hoy y hasta el día 21 de enero, su espectáculo De tablao, un homenaje al flamenco tradicional y a los ambientes en los que este arte surge de forma natural. El montaje viene ya muy rodado, después de haber dado la vuelta al mundo y de cosechar un notable éxito en celebérrimos recintos como el City Center de Nueva York, el Sadler's Wells de Londres o el National Chaillot de París.
Nieto de la legendaria bailaora Tía Juana la del Pipa, Antonio ha mamado el arte en casa e intenta transmitir esa familiaridad flamenca al espectador. Y lo consigue plenamente, secundado atrás por un grupo de mucha calidad, comandado por el excelente guitarrista Pascual de Lorca. María José Franco interviene como primera bailaora. El espectáculo cuenta, además, en calidad de invitadas, con tres veteranas y enduendadas artistas: la bailaora Concha Vargas y las cantaoras Juana la del Pipa, tía de Antonio y Mariana Cornejo, que llena el escenario con unos insuperables tanguillos rapeados con toda la gracia y el desparpajo del mundo.
Asegura El Pipa que, mientras sus más cercanas vivencias flamencas le sigan inspirando, no va a recurrir a referencias lejanas. Y hace bien: De tablao recrea, con frescura y absoluta naturalidad, el cante, el toque y el baile en su propio entorno histórico. Es un homenaje a la mejor tradición pero sin enquistarse en el pasado. Conserva el peso de las raíces, mas lo hace con visión de futuro y técnica actual. Durante una hora y media se puede disfrutar, con ritmo e intensidad, de los palos más tradicionales: bulería, cantiña, jaleos, seguiriya, taranta, soleá por bulerías, tanguillos, soleá y romance.
«Soy un artista fiel a mi mundo», añade El Pipa. «Desde Vivencias, que fue mi primer espectáculo, en homenaje a mi abuela, nunca he intentado contar nada que no haya sentido. De tablao surgió de la necesidad de dar una visión de lo que es una noche de arte en un tablao de siempre».
Antonio viene a Madrid en medio de una larga gira internacional que, más adelante, le va a llevar de nuevo por varios continentes. Asegura que, para mantener una compañía estable como la suya, ya con una década de historia en las alforjas, hay que trabajar mucho y duro fuera de España: «Me enorgullece saber que el flamenco es internacional y que está en cualquier parte del mundo, en los mejores teatros».
Asimismo, considera que el baile está en auge, pero también da un toque de atención sobre la situación actual del flamenco: «Si soy sincero, creo que falta un poco de personalidad en este arte. Las copias nunca han sido buenas, deberíamos mirar más de dónde venimos y respetar los cánones del flamenco. Creo que se ha pasado de la evolución a la revolución, y de la fusión a la confusión. Yo estoy a favor de la evolución, por supuesto, pero no podemos olvidar que el flamenco tiene su estética y sus propias claves».
Para concluir, El Pipa ofrece los sencillos códigos que dan vida a De Tablao: «En mi espectáculo hay dos guitarras, palmas y buenos cantaores y bailaores. Lo de siempre. Con esos elementos, sabiéndolos utilizar y ponerlos en escena, hay suficiente».
De tablao.
En el Teatro Gran Vía de Madrid, hasta el 21 de enero.