Las críticas a la pena de muerte se sucedieron ayer en el mundo, tras la ejecución de los dos colaboradores del ex presidente iraquí Sadam Husein, al tiempo que Estados Unidos opinó que ésta «pudo haberse hecho mejor, con más dignidad».
Para Rusia, la ejecución de Tikrit y Bandar, como la de Sadam Husein, no ayuda a estabilizar la situación en Irak.
Francia reafirmó una vez más su oposición a la condena a muerte, aunque consideró que los responsables de crímenes cometidos en Irak deben «responder por sus actos y ser llevados ante la Justicia» y recordó que la posición de París es trabajar por la abolición universal de la pena capital.
También el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, dijo que «la UE está en contra de la pena de muerte, pues ningún hombre puede quitar la vida a otro hombre».
El Gobierno español lamentó las ejecuciones de Tikrit y Bandar, en coherencia con su posición y la de la Unión Europea, y recalcó su «firme posición» contra la pena capital, con independencia de la responsabilidad «en las gravísimas violaciones de los derechos humanos cometidas a lo largo de muchos años por el régimen iraquí».
El ministro irlandés de Asuntos Exteriores, Dermot Ahern, fue muy claro con sus sentimientos y se declaró «perturbado» por las «horripilantes» circunstancias que rodearon la ejecución.
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