Era una pianista con brillos propios y una creadora fascinada por el lenguaje de lo espiritual. Además de su belleza, e independientemente de sus excelencias musicales, uno imagina que esta sensibilidad por crecer humana y místicamente fue lo que acabó enamorando, a principios de los 60, a John Coltrane, uno de los mayores iconos de la historia moderna del jazz.
Ambos se casaron en 1965 y compartieron cama y partitura hasta la muerte, en 1967, del venerable saxofonista (ella sustituiría a la voz pianística de McCoy Tyner). Desde entonces, y a lo largo de cuatro décadas, esta singular mujer ha defendido, incluso por encima de su propia trayectoria profesional, la difusión de todos aquellos mensajes y valores musicales que promovió su marido en la recta final de su carrera, y cuya máxima expresión quedó fijada en su disco A love supreme (Impulse, 1964). Sonny Rollins nos lo recordaba recientemente: «Trane siempre empleó la música para estar más cerca de Dios».
Nació en Detroit en 1937 como Alice McLeod, su nombre hindú era Turiya Aparna y todo el mundo la conocía como Alice Coltrane. El viernes pasado fallecía a los 69 años en un hospital de Los Angeles por culpa de un fallo respiratorio.
Al margen de lo que mayoritariamente se pudiera pensar, Alice Coltrane no sintió el peso de tan ilustre apellido como una carga. Al contrario. Al igual que sus hijos, los también saxofonistas Oran y Ravi Coltrane, la pianista, organista, arpista y compositora ha tomado siempre su nombre como punto de partida de todos sus proyectos musicales y vitales. En este sentido, a mediados de los 70 se convirtió al hinduismo y fundó la que ha sido una de sus aventuras más importantes, el Vedantic Center, una comunidad entregada a la espiritualidad religiosa.
Igualmente, y desde el punto de vista profesional, la mística jazzística que inspirara John Coltrane se vio refrendada desde sus primeros discos para el sello Impulse, caso de Monastic Trio, Ptah the El Daoud, Journey in Satchidananda, World Galaxy, Lord of Lords o el célebre Universal Consciousness.
En 1975 fichó por la multinacional Warner, pero su mensaje tampoco sufrió la más mínima variación, firmando dos discos con títulos reveladores: Eternity y Radha-Krsna Nama Sankirtana. En este tiempo, Alice Coltrane ya había arrojado saldos creativos más que positivos, así como había liderado y compartido proyectos junto a legendarios jazzistas como Pharoah Sanders, Joe Henderson, Archie Shepp, Jimmy Garrison, Kenny Burell, Terry Gibbs o Bud Powell, con quien había estudiado en París en 1959.
A mediados de los 80 invitó a sus hijos a participar en un homenaje a su padre en la Catedral St. John The Divine de Nueva York, y luego contó con ellos para el que ha sido su último disco, Translinear Light (Impulse, 2004), en el que también dispuso de colaboradores como Charlie Haden o Jack DeJohnette. Este año estaba previsto el lanzamiento de otro disco espiritual, Sacred Languaje of Ascension, en colaboración con un estudioso de la historia bíblica, el Dr. J.J. Hurtak.
Alice Coltrane, pianista de jazz, nació en Detroit (EEUU) en 1937 y falleció en Los Angeles el 12 de enero de 2007.