Miércoles, 17 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6240.
ESPAÑA
 
«Llega la mayor de tus pesadillas, tendrás noticias mías»
El alcalde de Fago asesinado denunció en 2006 amenazas de muerte e insultos y en 2004 la manipulación de los frenos del coche
PEDRO SIMON. Enviado especial

FAGO (HUESCA).- «Mi inestimable capullo, tengo previsto, debido a mi diagnóstico médico de depresión neurótica, instalarme en Fago... Tan filofascista que pareces, espero que tengas buenas razones para decirme que no me dejas instalarme como nuevo vecino. Llega la mayor de las pesadillas que pudieras tener... LA LIBERTAD. Tendrás noticias mías. Más aún, pronto nos veremos».

Entre apocalíptico e intimidatorio, el mensaje llegó el 12 de marzo de 2006 a la cuenta de correo electrónico del alcalde asesinado, cerca de las dos de la madrugada de un domingo de suspense. Tardó un mes en denunciárselo al subdelegado del Gobierno, Ramón Zapatero. Y el día que lo hizo, Miguel Grima, el regidor acosado del PP, le contó también lo de que era insultado por la calle, lo de que le habían manipulado los frenos del coche, lo de los encontronazos con los visitantes pro-abertzales del vecino valle navarro de Isaba y la forma en que ciertos individuos se rebelaban contra su excesiva y contundente vara de mando. ¿Es el odio un motor poliédrico del mal? Elemental, querido Watson.

Lo cierto es que, antes del e-mail aquel, la historia ya se había estado escribiendo. Tiene los aderezos de un enigma trágico, hay un cuerpo del crimen (enterrado ayer en Sabiñánigo) y se baraja un sinfín de sospechosos, todos desfilando ya por el Juzgado de Instrucción número 2 de Jaca, encargado del caso. Si Sherlock Holmes levantara la cabeza, estaría estos días en Fago. Presto a resolver su Cluedo tenebroso y rural.

Por ejemplo, está el pueblo, con sus 35 habitantes censados. Hay bicis en las puertas, ropa a medio tender, contraventanas abiertas y cocinas vacías, y Fago es un plató de televisión fantasma donde no se ve un solo vecino.

Por ejemplo, está la seudocarretera de la emboscada, con 1.000 baches y sita en un cañón enrevesado de curvas y contra curvas de 180 grados donde los asesinos habían montado su cepo: existen tres caminos para acceder al pueblo y los criminales esperaban en el que solía coger Miguel.

Por ejemplo, está el mutismo sobrecogedor del pueblo y sus interrogantes de puertas cerradas. ¿Quién o quiénes mataron al alcalde Grima?

Murió el viernes por la noche, de un tiro de posta en el pecho, cuando regresaba de una reunión con alcaldes de la comarca. Le pusieron unas piedras en la pista. Se bajó a retirarlas y cayó abatido. En la cuneta encontraron sus gafas y el cuerpo fue arrastrado desde el lado izquierdo del camino y arrojado a la cuneta derecha.

¿Y? A día de ayer, no se había logrado despejar ni la incógnita del móvil ni la autoría de esta cacería emboscada.

La Guarda Civil, dentro del operativo dispuesto en torno a la comarca, requisó ayer las armas de fuego a los cazadores de Fago y aledaños. Las unidades de la UCO llegadas desde Madrid trabajaban a destajo.

Por orden del juez, se interroga a los vecinos, un pueblo entero bajo el flexo policial. Pero el abanico del tricornio investigador es tan amplio que hay mucha más gente preguntada por aquí. Se trata de los 26 integrantes del Consejo Comarcal, alcaldes y concejales de esta zona de Huesca, porque el alcalde asesinado era vocal de la Mancomunidad Forestal de Ansó-Fago y consejero de la Comarca de la Jacetania. Ellos fueron los últimos que vieron a Miguel Grima con vida, informa Javier Ortega.

Ayer, políticos y conocidos evocaban al difunto. «En el pueblo ha habido algunas discordias, pero nunca hemos tenido malas intenciones», nos cuenta asomado desde la ventana Jorge Barcos, ex alcalde socialista de Fago.

«Con el pueblo no se portaba bien. Exigía muchas tonterías hasta para tapar una gotera y a mucha gente esto le molestaba. Le diré una cosa: en mis 12 años de alcalde jamás tuve un juicio, y él tiene abiertos 40», añade. «No quería que viniera gente de fuera a empadronarse, con la que tenía aquí le valía para ganar».

En las elecciones municipales de 2003 obtuvo 17 votos, frente a cinco del PSOE; 27 en 1999, contra dos de la oposición. Cuentan en el PP que había decidido no volver a presentarse en los próximos comicios. Y que en el partido ya le estaban buscando un sustituto. Su muerte se hizo fiesta para algunos en la calle.

«El día en que supimos que había muerto yo estaba allí y lo escuché: 'Hay que celebrar las cosas buenas', gritaban algunos. 'Venid a celebrarlo, que se ha muerto el alcalde', se decían unos a otros», evoca Esther Franco, alcaldesa de Castiello de Jaca y amiga personal de Grima.

Hay quien habla de problemas económicos derivados de la majestuosa casa rural que había montado, de trifulcas con los cazadores, de los rifirrafes con los dueños del bar (les exigía cerca de 400 euros por montar una terraza con cinco mesas) o de su celo a la hora de permitir nuevos empadronamientos. Lo cierto es que al alcalde le manipularon los frenos del coche en el año 2004, y que aquellos hechos fueron denunciados a la Guardia Civil.

El enigma de este Fuenteovejuna con sangre está teniendo lugar en la segunda villa más pequeña de la provincia de Huesca, donde la vida política se rige por el sistema de concejo abierto. No hay plenos, sino una asamblea vecinal cada tres meses.

Las puertas estarán cerradas en Fago, pero las pegatinas que hay contra Grima al lado de las aldabas tienen bocas. «Empadróname / déjame ser ganadero / déjame jugar al baloncesto / cuéntame las cuentas / déjame tener una terraza / con mesas en verano / tolérame / déjame vivir en paz».

Fago, parecido a Fango. Fago, parecido a Fargo.

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