El cabo primero, que había ingresado en la Armada en diciembre de 1998, fue visto por última vez a bordo del buque en torno a las 3.00 horas de ayer, apenas una hora antes de que tuviera que presentarse para el relevo de la guardia. Cuando ésta se produjo, a las 4.00 horas, se comprobó su ausencia y se procedió a convocar a revista a la tripulación y a registrar todo el buque.

El Elcano, que en ese momento navegaba a vela, arrió el aparejo y, con los motores en marcha, invirtió el rumbo para iniciar la búsqueda del marinero, a unas 17 millas al sur de la isla de Gran Canaria. Además, se activó un dispositivo de rastreo de las aguas integrado por las patrulleras Arnomendi y Grosa, un avión Focker, un helicóptero Súper Puma del 802 Escuadrón S.A.R. del Ejército del Aire y una embarcación del Servicio de Salvamento Marítimo con base en Las Palmas. También se emitió una alerta a todos los navegantes de la zona para que colaboren en la búsqueda del marinero.

Fuentes de la Armada explicaron a este diario que el esfuerzo de búsqueda del joven vivo se mantendrá hasta el día 19. Más allá de esta fecha se dará por imposible el localizarlo con vida. Las probabilidades de rescate con vida se establecen en función de la temperatura del agua y del estado del mar.

El Elcano zarpó el día 15 de Las Palmas de Gran Canaria rumbo a Salvador de Bahía, en una nueva etapa de su LXXVIII crucero de instrucción.

El bergantín inició su ruta el 7 de enero en Cádiz al mando del capitán de navío Salvador Moreno con una tripulación de 227 marinos a bordo, entre los que se encuentran los 37 guardamarinas de segundo curso de la Escuela Naval Militar.

La familia del cabo desaparecido, según explicó ayer la alcaldesa de Torreblascopedro, Teresa Carmona, está «destrozada y rota por el dolor», aunque con la esperanza de que todo se quede «en un susto». «Al igual que su familia, todos nos ponemos en lo peor, pero nos agarramos a un hilo de esperanza», añadió Carmona.

Antes de embarcar en el Juan Sebastián de Elcano, Miguel Angel López Cerrillo pasó unos días en su casa con su familia, que lo acompañó hasta Cádiz cuando llegó el día de la partida del buque escuela con destino a la ciudad brasileña de Salvador de Bahía.