Miércoles, 17 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6240.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Siempre habrá una batalla diaria entre los que quieren que las cosas cambien y los que quieren mantener el statu quo (Gerry Adams)
 MADRID
Ocio / Internet
Trasnochar por un videojuego
Casi un millar de personas hizo cola en Preciados para adquirir de madrugada la nueva versión de 'World of Warcraft', la forma de entretenimiento 'on line' más vendida de la Historia, con millones de usuarios en todo el mundo
JOSE MARIA ROBLES

La imagen daba un poco de repelús. Recortado por la neblina, un espigado guerrero paseaba por Preciados su intimidatoria armadura y su no menos convincente espada. Atento a la escena, un coche patrulla de la Polícia Local atravesaba la calle casi al ralentí, tal era su sorpresa. Pero tranquilidad: ni se había retrasado Halloween ni llegaba antes de tiempo el Carnaval. Anoche, a eso de las 12, haciendo bueno lo de hora bruja, una avanzadilla de magos, sacerdotes, elfos y otros seres fantásticos aunaron sus poderes para llevar a cabo una misión concreta: ser los primeros en adquirir la última versión del videojuego on line más vendido de la historia.

Publicidad
El invento en cuestión se llama World of Warcraft (The burning crusade es la nueva expansión) y es el entretenimiento favorito de cerca de cuatro millones de personas en todo el mundo. Entre ellas, los varios centenares que quisieron aprovechar el open night programado para la ocasión por la Fnac para llevarse a casa -y disfrutar antes que nadie- el mundo virtual de fantasía concebido por Blizzard Entertainment.

Por un momento, y en vista de la longitud de la cola, la céntrica arteria que desemboca en Sol parecía que congregaba a interesados en comprar una entrada para asistir a un concierto de U2 o a un clásico en el Bernabéu. Hasta 800 copias del juego (500 de ellas reservadas con anterioridad), al módico precio de 34,95 euros cada una (a los que hay que añadir 12,99 para acceder a la Red), despachó el establecimiento desde la medianoche hasta las 2.30 de la madrugada.

El más madrugador de todos los incondicionales reveló, ya con el trofeo en la mano (un pack verdoso del tamaño de un DVD y con criaturas de pesadilla en su carátula), que se había apostado en la entrada a las 18.00. Con menos prisa pero con el mismo entusiasmo cogieron posiciones Alejandra Saussol y Aleix Villalba, caracterizados de elfa sangrienta y de no-muerto guerrero, respectivamente. «El gran atractivo del juego es la diversidad que ofrece, aunque para mi gusto se está estancando», comentan ambos, enrolados en las filas de los malos y orgullosos friquis («lo es tanto quien se viste de Jedi como el que no para de hablar de fútbol») con conocimiento de causa. Por algo dedican «dos o tres horas por la noche, como mucho» a una forma de diversión que bebe indiscutiblemente del rol. «Pero hemos llegado a ver gente jugando durante 10 horas seguidas», agregan.

Dos personas (una en China y otra en Corea del Sur) fallecieron en 2005 por permanecer demasiado tiempo enganchados al combate que libran la Alianza y la Horda, los dos bandos en disputa en el juego. Entre quienes acudieron para agenciarse su copia, sin embargo, cualquier cosa menos miedo. «Son casos extremos, como ocurre con todo. Si fumas, bebes o trabajas mucho, también mueres», concluían Aleix y Alejandra. «En Asia hay quien se mete en un ciber y, de no moverse, sufre algo parecido al síndrome de la clase turista. Pero aquí te levantas, te tomas un café y sigues si te apetece. No es un juego tan ultracompetitivo», razonaba Gabriel Pérez vestido de sacerdote de la sombra. «Yo hago descansos, 50 horas seguidas es imposible», exponía Sergio Millán, mago.

Pocas objeciones, entonces. Ni la violencia que supone matar a todo bicho viviente («es para niños; apenas aparece sangre, todo son destellos», opinaba un grupo de fans; «otros juegos plantean peleas callejeras, eso sí es criticable», terciaba otro) recibió un mínimo palo. Por el contrario, parabienes a mansalva: «Te permite conocer gente», relataba Millán, tras haber retomado el contacto con un compañero de instituto. Mereció la pena escuchar a Sergio Vital: «Tiene mayor libertad de movimientos que otros juegos on line», aseguraba como enano cazador desde su silla de ruedas, con el brillo en los ojos que da el ser otro.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
 publicidad
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad