Miércoles, 17 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6240.
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Siempre habrá una batalla diaria entre los que quieren que las cosas cambien y los que quieren mantener el statu quo (Gerry Adams)
 MADRID
A la última
Ésta sí, ésta no
MARTA AGUIRRE

Está claro, no hay mucho que pensar para darse cuenta. Los ciclos históricos de tendencias se repiten cada 15 años, el tiempo que transcurre entre que uno deja de ser un posadolescente descerebrado y sienta la cabeza. Es una cuestión también, como casi siempre, de poder y de nostalgia. Los que cortan el bacalao en los puestos directivos de las revistas de tendencias (por cierto, magníficamente definidas en el último número de la certera publicación Mondo Brutto como «un catálogo publicitario para gente sin criterio») suelen rondar los 30 años y les da por recordar con cariño lo que estaba de moda o lo que les gustaba cuando tenían 17.

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El fenómeno del resurgimiento de Chimo Bayo tiene que ver con esto, aunque, en este caso, se le da una nueva vuelta de tuerca. En su momento, el bakalao, las discotecas valencianas como Chocolate o Barraca, y todo lo relacionado con ese tipo de música empezó siendo, digamos, vanguardia. Era la adaptación de algo tan underground como la Electronic Body Music, con letras directas y melodías pegadizas. Después derivó en otra cosa más bien hortera que los modernos denostaron. Sin embargo, desde hace algunos años, con ese espíritu ecléctico, kitsch y presuntamente desprejuiciado que comenzó en los ambientes gays y se extiende a toda la modernidad, el bakalao se ha convertido en lo más de lo más y Chimo Bayo en su profeta. También ha influido en los últimos tiempos, claro, la parodia que hacen de él en Paramount Comedy (la patata que da consejos a los jóvenes) y que según confesó hace poco el propio Bayo en una entrevista, se parece bastante a la actitud que tiene él con los más jóvenes, a los que recomienda que no conduzcan si se drogan y que intenten dormir al menos ocho horas diarias, no 24 horas cada tres días.

Cuento todo esto por dos razones. La primera, para que los que quieran estar a la última (ya es más bien la penúltima, porque es un fenómeno de hace unos cinco años, pero ahora es cuando estalla) se vayan mentalizando y se compren el libro En Extasi, de Juan Oleaque, saquen el chándal, la ropa fluorescente y las chapitas smile (que pueden comprar en Popland, en Manuela Malasaña, 7 y 24). Y también porque Chimo, desde su web (www.chimobayo.com) anima a sus seguidores a que le envíen grabaciones (de móvil o cámara de vídeo) en las que narren sus impresiones sobre él, trozos de sus actuaciones o anécdotas del tipo «yo me enamoré de mi mujer tarareando el Ésta sí, ésta no, ésta me gusta... o similar.

coolalaultima@mixmail.com

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