Se dice que en el pasado, una ardilla podía recorrer la Península saltando de árbol en árbol, aunque probablemente es tan sólo una leyenda. Sin embargo, lo que sí será posible en un futuro a medio-largo plazo será viajar por toda España a pie, en bicicleta o a caballo por una tupida red de itinerarios que descubrirán al paseante los mejores rincones del patrimonio natural del país.
El ambicioso proyecto surge de los despachos del Ministerio de Medio Ambiente, y en el mismo se intentan agrupar los caminos que ya existen, como Vías Verdes por los antiguos trazados del ferrocarril; caminos históricos, como son los de los peregrinos de la Cristiandad hacia Santiago de Compostela; vías, veredas y trochas pecuarias heredadas de la antigua ganadería trashumante; nuevos trazados en ambas riberas de los ríos principales por la zona de dominio público; y un itinerario ininterrumpido sobre el dominio público marítimo terrestre que recorrerá el perímetro de todo el país, y que permitirá contemplar el mar desde primera fila.
Antonio Serrano, actual secretario general de Biodiversidad, recuerda que, cuando fue director general de Política Territorial durante 1991 y 1992, concibió el proyecto cuando se decretó el cierre de numerosas vías férreas. Reconoce que no fue idea suya hacer de esos trazados las Vías Verdes, porque la idea ya era realidad en muchos países de la UE. Pero no pudo seguir con el proyecto cuando el PSOE perdió las elecciones en 1996, aunque antes ya empezaron a abrirse los primeros tramos de lo que hoy son ya casi 1.300 kilómetros.
Con la llegada del PP, se cambió la denominación por Caminos Naturales, y se siguieron abriendo nuevos tramos. Y con la vuelta de Serrano al Departamento de Cristina Narbona, el proyecto ha recobrado nuevas energías e innovaciones: a las vías férreas se ha sumado la que será «una malla que permitirá recorrer todo el país sin toparse con el asfalto», según asegura Serrano.
Cuando la tela de araña verde esté concluida, decenas de miles de kilómetros estarán a disposición de los ciudadanos. Se contempla como prioritario que puedan acceder las personas con minusvalías o problemas de movilidad. La red que surcará España sólo estará disponible para los paseantes, sean a pie, en bici o a lomos de una caballería. Según Serrano, los vehículos motorizados no podrán utilizar estos caminos, destinados fundamentalmente a descubrir ese 20% de nuestro país bajo alguna protección.
El proyecto ha incorporado la recuperación de los espacios públicos junto a los ríos, como es el caso del GR99, que permitirá abrir una senda trasversal entre el delta del Ebro y Finisterre. El Ebro y el Camino de Santiago se aunarán horizontalmente en esa malla, de la que formarán también parte 1.000 kilómetros del Duero y otros 1.100 kilómetros del Tajo, cuya cabecera se conectará con las fuentes del Júcar, mientras que el Guadalquivir se unirá al Segura. El Guadiana continuará con la Vía de la Plata, en un sentido vertical, que entrará en territorio portugués, en un plan transfonterizo ibérico.
Si lo anterior es novedoso, aún más será el camino en el litoral tan maltratado por el urbanismo salvaje de las últimas décadas. Ese itinerario cerrará el círculo de la ambiciosa malla verde, que nadie se atreve a poner fecha de terminación, aunque se acaban de abrir los primeros tramos en Menorca.
«El dominio público es de todos según la Constitución, y eso es lo que vamos a hacer: devolvérselo a los ciudadanos», concluye Serrano, quien asegura que el proyecto cuenta con apoyos incondicionales de administraciones, entidades y asociaciones.
Difícil pero barato
El proyecto de ganar territorio para el ocio 'verde' también se enfrenta a grandes dificultades, según Serrano. Las invasiones privadas del dominio público en ríos y costas, conllevan unos trámites de recuperación que muchas veces terminan en los tribunales, con el retraso temporal que ello significa.
Sin embargo, el proyecto ambiental, que para 2008 pretende tener abiertos 6.000 kilómetros, es muy barato. «Se trata del presupuesto más pequeño que tengo en mi mesa», afirma el secretario general. Según declaró a EL MUNDO, la media de cada kilómetro cuesta tan sólo unos 10.000 euros, mientras que el presupuesto anual de la política hídrica es de 4.000 millones de euros y lo que destina el Ministerio a la tela de araña natural es de 20 millones.
Hay otra resistencia a vencer. El plan exige que para invertir en el camino ecológico, el terreno sea de titularidad pública, y que un organismo público se comprometa a su mantenimiento los siguientes 10 años. Pese a estas dificultades, las alabanzas al plan por parte de hosteleros, municipios y entidades de desarrollo rural son unánimes, según el Ministerio.
