Jueves, 18 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6241.
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«Señor McEwan, soy su hermano secreto... y el albañil del barrio»
El autor de 'Sábado' descubre la tormentosa vida de sus padres, que dieron un bebé en adopción
DAVID BROWN. The Times / EL MUNDO

LONDRES.- Amores ilícitos, desgarradoras desapariciones, giros crueles del destino y secretos inconfesables. Bien podrían ser los ingredientes de una novela de Ian McEwan. Sin embargo, es una parte de su vida que acaba de descubrir con 58 años.

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El asunto empezó cuando Rose Wort, la que después sería madre del autor de Sábado, puso un anuncio en el diario Reading Mercury para deshacerse del niño que había concebido con su amante mientras su marido combatía en la II Guerra Mundial.

Corría el mes de diciembre de 1942 y Wort logró concertar una breve cita con unos candidatos a padres adoptivos en la estación de ferrocarril de Reading, al sur de Inglaterra. El bebé cambió de manos, recibió el nombre de David Sharp y de la historia nunca más se supo. Hasta ahora.

En realidad, Sharp no supo que había sido adoptado hasta que cumplió 14 años. Algunos años después murió su madre adoptiva, que también se llamaba Rose, y su padre Percy, se quedó solo y sin ganas de hablar. Todo lo que contaba cuando él le preguntaba por su familia de sangre era que «lo habían obtenido gracias a un periódico».

Más tarde, Cuando Percy ya había muerto, Sharp empezó a revolver entre sus cosas. Entre recortes de prensa insignificantes, apareció un sencillo anuncio: «Se busca un hogar para un bebé, un mes de edad; entrega sin condiciones. Escribir al apartado de correos 173, de Mercury, en Reading». Sin embargo, aquél era un momento poco propicio para iniciar las pesquisas. «Yo estaba a punto de casarme y de comprar una casa, así que olvidé el asunto hasta mejor ocasión», recuerda Sharp.

Sólo cuando Sharp cumplió los 60 años se puso en contacto con el Servicio de Búsqueda Familiar del Ejército de Salvación. Cuando consiguieron encontrar a su madre natural, resultó que la mujer padecía Alzheimer y era incapaz de responder a sus preguntas. Apareció entonces una hermana que le contó los entresijos de su historia...

Sharp descubrió así la apasionada aventura que su madre mantuvo con un oficial escocés llamado David McEwan, las circunstancias en que quedó embarazada y sus esfuerzos desesperados por conseguir la rápida adopción del bebé. Sharp supo también que el marido de Rose murió en el desembarco de Normandía, lo que le dejó en libertad para casarse con su amante. Seis años después nació Ian.

Vidas opuestas

«De regreso a casa, en el tren, mi madre obligó a mi tía a jurar que jamás revelaría aquel secreto», cuenta ahora Sharp. «Mi tía ha soportado un sentimiento muy profundo de culpa por revelármelo y por haber traicionado la confianza de mi madre, pero también por haberme ocultado la verdad».

Los hijos de la señora McEwan iban a tener unas vidas muy diferentes. David no superó el examen que en los años 50 debían aprobar los niños ingleses a los 11 años y abandonó los estudios a los 15. Se convirtió en albañil. Ian, por su parte, pasó parte de su infancia siguiendo los tumbos que daba su padre de destino en destino. Aquella fue la forja de un novelista de inmenso éxito y prestigio, ganador de los premios Booker y Somerset Maugham. Aunque eso no lo ha librado de algunos tormentos. McEwan ha recordado que su madre vivió siempre bajo la tiranía de su padre, por lo que él ha desarrollado «una idea romántica de que, si el espíritu de las mujeres se liberara, el mundo se curaría... Con la pluma en la mano, yo me he dedicado a liberar a mi madre».

Durante años, los dos hermanos vivieron en Oxford, separados por unos pocos kilómetros de distancia. Cuando se encontraron, el señor Sharp no tenía ni idea de que su hermano pequeño fuera famoso. «No había oído hablar de él jamás en mi vida», reconoce Sharp. «Me he leído ya todos sus libros, por supuesto, pero que sea barrendero o que sea escritor no tiene ninguna importancia. Lo que cuenta es que es mi hermano».

Inspirado, quizá por las novelas de su hermano, Sharp ya ha escrito un manuscrtio sobre su vida que ha titulado Complete surrender (Rendición sin condiciones, en inglés). Por si acaso, el nuevo escritor dice que estará encantado de que McEwan corrija el texto. «Le sugerí que lo escribiera él, pero me contestó que era mi historia y que por tanto debía ser yo quien la contara».

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