Antonio Vega
Voz y guitarra: Antonio Vega./ Guitarras: Jorge Domingo y Alberto Zapata./ Teclados: Basilio Martí./ Bajo: Jorge./ Batería: Santiago Muñoz./ Artistas invitados: Nacho García Vega y José Ignacio Lapido./ Lugar: Sala El Sol./ Fecha: 16 de enero.
Calificación: **
MADRID.- La Movida sigue celebrando sus bodas de plata con el recuerdo de lo nunca vivido por muchos de los que la explotan hoy con fines preelectorales. Señuelo y solera de los que saca partido la derecha política, ante el desamparo en el que cayeron los músicos criados a los pechos de la izquierda cultural, predicada por el alcalde de la Corte y Villa Tierno Galván...
Sí, en Madrid todas las noches salía el Sol en busca de guitarreros. Todas se salía al Sol. Todas buscábamos en su sótano la efervescencia, más allá del último cóctel explosivo. Porque, en una de ellas, a poco de ser abierto, había tocado Nacha Pop, dejando el santo y seña más colegial y colegiado de lo que entonces se llamaba new wave. De ahí que no pudiera faltar en estas efemérides el concierto de su alma máter, Antonio Vega.
Trajo al lugar el ex líder de Nacha Pop un grupo aguerrido, en contraste con la tónica intimista que ha caracterizado sus últimas comparecencias en la capital. Un quinteto capaz de abrigar, con desarrollos de cuerda eléctrica, el hilo de voz en el que se ha terminado convirtiendo, encorvado prematuramente y dueño de un flequillo lacio que apenas deja ver sus ojos, como si de un limpiaparabrisas se tratara. «¿Será éste el último concierto de Antonio?», se preguntaba la gente en puertas de su comienzo. «¿Lo bordará esta vez?».
Buena parte del público que Antonio arrastra es cautivo, pero también lo tiene peregrino, hijo del morbo y lector de iconos en la todavía breve historia de nuestro pop. Aun así, el artista sigue despejando dudas, todo lo frágil que se presenta en público, empeñado en reivindicarse como un músico más humano que divino, capaz no sólo de lo mejor y lo peor, sino también de tirar de tablas para cuajar un concierto discreto como el de anteayer, que no pasará a la Historia. Un concierto que se pretendía fiesta revival, dejando al final claro que la música madurará, en este país, cuando caiga en la cuenta de que no puede vivir sólo de apoteosis y despertadores culturales, cual fue la tan traída y llevada movida.
Se abstuvo de mecheros en temas como El sitio de mi recreo, Hablando de ellos, Elixir de juventud y Se dejaba llevar por ti. Es más, aunque celebrándolo, ni siquiera entró en trance cuando a los bises terminó Antonio con La chica de ayer, himno que en su día se empeñó en versionar el mismísimo Enrique Iglesias, pagando una millonada de adelanto en derechos de autor. La velada de Antonio Vega ganó enteros con algunos temas de 3.000 noches con Marga. Y cuando llamó a José Ignacio Lapido y a su primo Nacho García Vega, en cuyo infatigable y contagioso entusiasmo residió el verdadero secreto longevo de Nacha Pop.