La plantilla del primer equipo, pese al viento a favor con el que se encontró, decidió hacer el mínimo ruido posible para no perturbar (más) el ambiente del madridismo antes del encuentro de Copa de esta noche frente al Betis. Los tres capitanes, que decidieron en un primer momento consensuar con todos los compañeros una nota pública de respuesta al presidente, ofrecerán mañana una rueda de prensa conjunta para exponer su versión acerca del sorprendente suceso protagonizado por Calderón en un aula del Centro Universitario Villanueva de Madrid.

Pero no debe estar asustado el mandatario blanco por lo que puedan decir sus capitanes ante los medios de comunicación. Y eso que entre ellos, a la derecha de Raúl, se encontrará uno de los que salieron peor parados. Guti, renovado hace poco más de un mes, se sintió algo así como traicionado por Calderón. «Es una promesa de 31 años que nunca ha contado de verdad», les dijo a los estudiantes. El centrocampista, a diferencia, no contraatacará de forma personalizada. Sólo habrá mensaje de unión y de entrega a la causa.

El asunto es que Calderón vivió ayer su mañana más tensa (y eso que el listón estaba muy alto) desde que accedió a la presidencia el pasado 3 de julio. Su idea para intentar apagar el incendio que había originado fue citar a Raúl, Guti y Roberto Carlos (los principales portadores del brazalete) en el Santiago Bernabéu, pero éstos le dijeron que lo que debía hacer era reunirse con todo el equipo en Valdebebas, donde estaban a punto de comenzar la sesión de entrenamiento.

El presidente no tenía otra salida que aceptar la invitación. Al filo del mediodía, una vez concluido el entrenamiento, se presentó con Pedja Mijatovic, llamaron a Fabio Capello y a sus colaboradores técnicos, y se plantaron frente a los jugadores. Afortunadamente para el presidente, en esta ocasión no había nadie grabando sus palabras. Calderón pidió disculpas en varios idiomas y, por supuesto, se agarró a las «malas interpretaciones» y a las «frases sacadas de contexto», lugares comunes en este tipo de enredos.

Todos le observaban muy serios, incluido David Beckham. El inglés, que hubiera estado legitimado para marcharse en ese momento o, por ejemplo, echar un vistazo a su taquilla, no lo hizo, y escuchó los mil perdones de un presidente que no le quiere y que ha acordado con su entrenador que cuanto antes se marche, mejor. Lo mismo hicieron Ronaldo y Antonio Cassano, pese a que este circo ya no es el suyo. No está mal para tratarse de chicos de escasa preparación cultural.

«Usted a lo suyo, nosotros a lo nuestro», le dijo sin malos modos un cualificado miembro de la plantilla, que incidió de forma irónica con un matiz bastante sutil: «Y le hablamos de usted, pese a tener tan mala formación». Lejos de responder, Calderón pareció aceptar la propuesta. Intervinieron unos cuantos más, desde luego, y alguno de ellos le preguntó a Mijatovic por el espinoso asunto de las listas negras, aparecidas en toda la prensa especializada. Naturalmente, Calderón lo negó todo, que no estaba la mañana para encender otra hoguerita ahí dentro. Se puede decir, según ha podido constatar este periódico a través de varios asistentes a la reunión, que el vestuario obligó a Calderón a un pacto verbal: sus referencias a los jugadores, de forma individual o generalizada, deberán, a partir de ahora, realizarse con mucho más cuidado y, desde luego, con el máximo respeto. El presidente, asumiendo perfectamente su papel de jefe de la oposición, no tuvo opción de contrarréplica. Y si la tuvo, no la ejerció. Después de algo más de media hora en la que Calderón puntualizó todas y cada una de sus espinosas expresiones del día anterior con los estudiantes, se marchó lanzando una sonrisa de las suyas y dejando un reguero de autocompasión.

¿Y Capello? El italiano asistió a todo el acto con la sensación de, pese a su larguísima carrera, estar ante una escena inédita. En cualquier caso intentó mediar y evitar que el mercurio subiera en exceso. «Ha sido una reunión muy buena para todos», definió el técnico después, sin querer dar señales sobre la misma.

No se puede decir que los pajaritos disparasen a las escopetas. No fue exactamente eso, pero sí que los jugadores le aconsejaron al cazador cazado que los tiros al aire a veces matan y que escogiera un objetivo antes de disparar.

Oficialmente para el club, el encuentro de ayer se produjo «en un clima de total sinceridad y confianza, en el que pudieron expresar su opinión cuantos jugadores quisieron hacerlo, así como manifestar su actitud ante la intervención efectuada el día anterior por el presidente». Esto partió desde la página web oficial, un lugar agitado desde hace mucho tiempo.