OSASUNA 2
ATLÉTICO 0
Ricardo
J. Flaño
Crutxaga
Josetxo
Corrales
Valdo
Nekouman
Puñal
David López
Milosevic
Soldado
Cambios: Raúl García por Milosevic (m. 70)
Webó por Soldado (min. 78)
s.c.
Juanfran por David López (min. 89)
s.c.
Pichu
Seitaridis
Perea
Zé Castro
Pernía
Luccin
Maniche
A. López
Galletti
Mista
Torres
Cambios: Agüero por A. López (min. 46)
Jurado por Mista (min. 46)
Arbitro: Muñiz Fernández
Tarjetas amarillas: Perea, Luccin, Nekouman, Josetxo, Soldado, Maniche, Pernía, Webó y Ricardo.
Tarjetas rojas: No hubo.
Goles: 1-0: Puñal (min. 16); 2-0: Puñal (p) (min. 27).
REYNO DE NAVARRA. 16.000 ESPECTADORES.
Al Atlético ya sólo le quedan seis vidas. Decía su entrenador, Aguirre, en la previa del partido contra el Levante de la anterior eliminatoria que había siete plazas europeas, siete vidas, y que su equipo se mantenía en todas ellas. Desde ayer ya sólo puede presumir de seis puestos, seis vidas, para lograr un objetivo que ya no parece tan sencillo: ir a Europa. El Atlético se dejó en Pamplona una de sus vidas y, de paso, la única opción real, aunque fuera mínima, de lograr un título a corto plazo. Se dejó zarandear por el rival durante media hora y después no fue capaz de devolverle la cortesía en forma de asedio.
El pasado domingo, los rojiblancos se pasearon por Vigo con tres goles, todos ellos con la participación de Torres y de Agüero. En un ataque repentino de entrenador, a Aguirre le dio por sentar al argentino. Decía, más bien pensaba, que iba a ser un partido de esos que los técnicos llaman de lucha, como sin en esa definición no hubiera lugar para los mejores jugadores de un equipo. Puso en su lugar a Mista, más trabajador, dicen. El caso es que durante la primera media hora Osasuna pasó por encima de su oponente.
El grupo que ha formado Ziganda se parece mucho al que dejó quien ayer ocupaba el banquillo visitante. Saltó al campo con la seguridad que otorga el último mes y medio que exhibe en su hoja de servicios. Cuenta casi todo por victorias, y sobre esa tranquilidad fue poniendo cuesta abajo el camino hacia la portería de Pichu. Llegó, entonces, la ayuda que el Atlético siempre ofrece a sus rivales. El primer gol nace en un saque de banda pegado a la línea de fondo. Después de dejar botar el balón dentro del área, Puñal sacudió un zurdazo que ponía las cosas en su sitio.
A partir del gol, la lógica se ausentó del Reyno de Navarra. Cuando el manual hablaba de una reacción del Atlético, que necesitaba un gol para igualar las cosas, apareció un segundo arreón de Osasuna. Facilitó, y mucho, la labor Seitaridis. El griego completó un partido desastroso. Si bien nadie le ha pedido hasta ahora que aporte nada en el plano ofensivo, lo que sí debería ser exigible a un lateral es que, al menos, tape su zona. Ayer Seitaridis dejó un pasillo con alfombra roja para David López, Corrales y hasta Milosevic, que vista la feria también se acercó por allí.
En una jugada por esa zona, el muchacho cerró su peor noche llevándose por delante a Corrales y dándole la opción a Puñal de sentenciar el partido. Así lo hizo el mediocentro de Osasuna, un futbolista estupendo con mucho menos reconocimiento del que merece. Él, junto a Valdo y el iraní Nekouman, forman un bloque muy apetecible para cualquier equipo.
También para el Atlético, que se impulsó en el descanso. Aguirre, no se sabe si por convicción u obligación, dio marcha atrás y metió en el campo a Jurado y Agüero. No cambió la situación demasiado. A contracorriente, con el peso de la angustia encima, todo es mucho más difícil. Cierto que el árbitro, Muñiz Fernández, no quiso ver un penalti de libro de Josexto a Agüero, y también cierto que Pernía envió una pelota al larguero dos minutos más tarde, pero con todas y ésas los rojiblancos no merecían mucho más.
Sí, y mucho, Osasuna, que ya fue mejor en el partido de ida y que ayer mostró la ambición de la que careció entonces. Aguirre, que volvía por primera vez a Pamplona, comprobó cómo el proyecto que dejó después de cuatro años tiene, hoy, mucha mejor salud que el que acaba de poner en marcha. Ocurre que algunas de sus últimas decisiones también influyen en ese cruce de realidades.