La Policía y el Ejército noruego buscaban esta madrugada en los aledaños de la autopista E-18, en el tramo entre Asker y Drammen, el cadáver del médico español Joaquín Bermúdez Leal, que según sospechan ha sido víctima de un macabro asesinato por un asunto sentimental.
Bermúdez Leal, de 49 años, trabaja desde 1999 como jefe médico de Patología en el Radium Hospital de Oslo, el centro de referencia de la capital noruega en la lucha contra el cáncer. Al parecer, y según el diario Verdens Gang, llevaba tres días sin presentarse a su puesto de trabajo, lo que alertó a sus compañeros.
La ausencia injustificada provocó que el hospital denunciara los hechos a la Policía y se pusiera en marcha un amplio dispositivo de búsqueda que, ayer por la mañana, dio sus primeros frutos.
Concretamente, en un control desplegado a las afueras de Vestfold, a unos 80 kilómetros al sur de Oslo, se descubrió a un hombre que conducía de forma extraña. Cuando le dieron el alto, observaron que el interior del vehículo estaba salpicado de sangre. Además, al comprobar la matrícula, vieron que se trataba del automóvil de Joaquín Bermúdez.
Tras interrogar al conductor, del que sólo se ha difundido que tiene antecedentes, es natural de Trondheïm y se recupera de una crisis nerviosa, los agentes decidieron acceder al domicilio del oncólogo español, en el centro de Oslo. Todo indica que en el interior de la casa había muchos restos de sangre, por lo que los investigadores no descartan que hayan troceado el cadáver del médico para deshacerse del mismo. En el registro de su garaje encontraron una supuesta prueba incriminatoria de la que no se conocen más datos.
Los vecinos dijeron a los agentes que la noche del martes habían escuchado «mucho ruido, voces y discusiones». En cambio, no oyeron ladrar a su perro, que estaba en casa tranquilo, pero con falta de agua y comida.
Finn Abrahms, jefe de la Brigada Criminal de la Policía de Oslo, reconoció ayer a la prensa noruega que Bermúdez era «un conocido homosexual, cliente habitual del Pub London», uno de los principales puntos de encuentro de los gays de Oslo.
Los primeros resultados de las investigaciones apuntaban a la posible participación del conductor del vehículo en los hechos, aunque no se descartaba la existencia de otros implicados. Por todo ello, las pesquisas se dirigen ahora hacia las zonas de ambiente, donde Joaquín era bien conocido y tenía fama de «buena persona», pero algo «solitario».
En su entorno laboral, Bermúdez era conocido como un «buen médico», «muy amigo de sus compañeros». Su principal tarea se centraba en la investigación en el área de hematología.