ANA DEL BARRIO
MADRID.-
El Gobierno negocia a marchas forzadas un convenio de regulación de flujos migratorios con Ucrania ante la escasez de mano de obra para recolectar la fresa en Huelva. La entrada de Rumanía y Bulgaria en la Unión Europea ha supuesto un mazazo para las aspiraciones de las organizaciones agrarias, que esperaban emplear a 13.000 rumanos y sólo han podido contratar a 6.000.
Tanto las organizaciones agrarias como la patronal del sector buscan desesperadamente a 7.000 trabajadores para el campo en Marruecos, Polonia, Bulgaria, Lituania, Estonia y Ucrania. Estos inmigrantes son contratados en sus países de origen para las campañas agrícolas con el compromiso de que regresen cuando termine su contrato. Paradójicamente, mientras el Ejecutivo ha impuesto restricciones laborales durante dos años a rumanos y búlgaros, que ya son ciudadanos europeos, los agricultores se ven obligados a reclutar temporeros in extremis en diversos países.
Según confirmó a este diario la directora general de Inmigración del Ministerio de Trabajo, Marta Rodríguez Tarduchy, el Ejecutivo está ultimando un convenio con Ucrania para dar alternativas a los empresarios y que puedan contratar a trabajadores del Este. Trabajo pondrá en marcha un proyecto piloto para comprobar la capacidad de la Administración ucraniana a la hora de seleccionar a los 1.100 temporeros que están esperando como agua de mayo a los agricultores para el mes de febrero.
Mujeres recolectoras
Mientras tanto, ya han comenzado los procesos de selección en la ciudad marroquí de Mohamedía, donde el contingente de trabajadores para la fresa y los cítricos casi se va a duplicar en 2007. Si el año pasado se contrató a 1.900 marroquíes, este año serán 2.665.
Así, las tierras de Huelva se van a poblar de mujeres con hiyab para recolectar la fresa. Los agricultores prefieren contratar a féminas en lugar de hombres por diversos motivos. Algunos argumentan que las mujeres tienen las manos más delicadas e idóneas para recoger los frutos. Otros alegan razones más prosaicas: se buscan empleadas con cargas familiares para garantizar el retorno a su país.
La experiencia de otros años demuestra que el 50% de los marroquíes ni tan siquiera termina el contrato y no emprende el viaje de vuelta. Para evitar estas situaciones, la agencia de empleo marroquí Anapec está realizando una cuidada preselección. Las temporeras elegidas firmarán contratos de tres a seis meses y ganarán unos 33 euros por jornada, 10 veces más que en sus países. «Confiamos en que Marruecos no defraude nuestras expectativas, como ha sucedido con Rumanía», asegura Manuel Verdier, gerente de Freshuelva, la patronal del sector. Desde esta organización, pidieron al Gobierno que no impusiese ninguna moratoria a los rumanos para facilitar su contratación.
Pero, ¿a qué se ha debido este frenazo en la llegada de trabajadores de este país? Desde Coag atribuyen este descenso a que, con la entrada en la UE, el Gobierno rumano ha puesto impedimentos en la selección porque no quiere que salga más mano de obra del país. Además, muchos rumanos ya no están interesados en emigrar porque tienen expectativas en su país.
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