El tren se acerca a la estación. En los andenes de Avenida de América de la línea 6 de Metro ya se siente la hora punta. Aglomeraciones, algún que otro empujón, malas caras entre los que salen del vagón y los que quieren entrar los primeros... Lo de conseguir un asiento, misión casi imposible. Suena el silbato que anuncia que las puertas se van a cerrar. ¡Piiii! Entran los últimos rezagados. Hay que hacer hueco a todo el mundo. Imposible moverse. «Seguro que vienen a hacer un reportaje de cómo está el Metro a estas horas», dice medio en serio medio en broma un estudiante de Derecho a dos compañeras que le acompañan. ¡Bingo! En los últimos meses, el lema del Metro vuela parece, al menos en algunas líneas, más una ironía que otra cosa.
«Lo que pasó el otro día en Conde de Casal [un grupo de viajeros no quisieron abandonar un convoy y tuvo que intervenir la Policía Nacional] es lógico si por culpa de averías y retrasos llegas dos días por semana tarde a trabajar», se quejaba enérgicamente Marisa, secretaria que esperaba en Nuevos Ministerios la llegada del tren. «Mucho piden que se use el servicio público, pero las líneas más importantes las tienen en unas condiciones lamentables».
Pasan unos minutos de las 8.30 horas y en la línea 6 dirección Ciudad Universitaria sólo se recogen quejas. Miriam, 32 años. «Esto es horroroso. Los parones en los túneles son muy habituales. El viernes estuvimos 25 minutos en el de Ciudad Universitaria». Desde hace dos años coge a diario la circular. Va a Moncloa para ir desde allí a El Escorial. La línea gris, dice, es la mejor alternativa que tiene. «Pediría a las autoridades que sean más serias. Hay líneas que funcionan muy bien y otras en las que ocurre todo lo contrario».
La Unión de Consumidores de la Comunidad de Madrid-UCE avala esta impresión: «En 2006, las averías de Metro se han incrementado un 10% respecto al año anterior». La línea circular se lleva la peor parte. «Gran número de los reiterados fallos ocasionados en la red de Metro se concentran en la 6, concretamente entre Legazpi y Avenida de América; la incorporación de los trenes 7000 en dicha línea agrava la situación, añadiendo más problemática aún con fallos constantes».
Las líneas 3 y 7 de Metro también están en la lista negra de la UCE. En estos casos, los motivos de las averías van por otro lado. «Durante la hora punta, la afluencia de viajeros da lugar a que éstos presionen las puertas de apertura del tren, lo que impide, por el mecanismo de seguridad, que el convoy arranque».
Ana Núñez coge tres días en semana la 6, pero sobre todo se mueve en la 7. «En más de una ocasión nos han desalojado porque no cerraban las puertas», explicaba sentada en el banco de un andén de Avenida de América. «En la 6, los trenes van más rápido, aunque vayan con mucha gente. Pese a todo, las cosas podrían mejorarse».
A las 9.00 horas, el trajín en Nuevos Ministerios no da un respiro. Los trenes llegan con mucha frecuencia y los andenes se llenan y vacían en cuestión de segundos. «No es normal que metan esas subidas al transporte público y que el servicio esté todo el día dando problemas», comentaba Rubén, trabajador de una gran superficie. «Cuando no tienes que dejar pasar un tren porque va petado, tienes que meterte a presión y llegas sudando como un pollo y con todo el traje arrugado». No se atreve a proponer posibles soluciones: «De eso, como de subir los precios del abono transporte, se deben encargar los políticos, que para eso están donde están».
También se ven a esas horas muchos estudiantes con la carpeta en la mano y la mochila a la espalda. Habla Fernando, 25 años. «Ultimamente, la 6 se colapsa. Pero si pasa tres veces, también es injusto decir que va mal todos los días». Cree que quizá no se ha previsto correctamente la afluencia de viajeros. «Yo en general, no estoy descontento. Quizá tampoco le doy tanta importancia porque soy estudiante. Si trabajara y llegara tarde por averías, quizá tendría otra visión».
Para Eustaquio Jiménez, secretario de la Unión de Consumidores de la Comunidad de Madrid-UCE, la situación podría «empeorar en 2007 si no se buscan soluciones ya». «Está bien inaugurar nuevas estaciones, pero también hay que mantener las que hay». Exige que la Comunidad y el Ayuntamiento tomen medidas «urgentes» en el asunto.
Jiménez considera «inadmisible» que, «tras una subida tarifaria de más del 40% de media en los precios del transporte público de la Comunidad en las últimas dos legislaturas y de casi el doble de la previsión del IPC en la última actualización de tarifas del presente año, y con todos los problemas que está habiendo, no se haga nada».
También los teléfonos de la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) de Madrid han sonado con más frecuencia de lo habitual en los últimos meses. «Estamos recibiendo entre 10 y 15 llamadas a la semana por quejas del Metro», afirma Antonio López, su portavoz. «Ya en diciembre denunciamos que el Metro estaba cada vez peor».
La mayoría de las llamadas recibidas por la confederación aluden a «averías, retrasos, aglomeraciones, malos olores...». A su juicio, el servicio de Metro en Madrid «se está degradando». El mapa va creciendo, «cada vez hay más estaciones», y «el riesgo de incidencias también aumenta». Desde la CECU, consideran que «quizá el servicio de mantenimiento no ha crecido al ritmo que lo ha hecho la red del suburbano, quizá no se ha reforzado suficientemente». Además, piden «rapidez y eficacia» para solventar los problemas: «Hay que explicar las cosas a los usuarios, no tratar de engañarles».
Es martes. El reloj marca las 10.00 horas. El volumen de las televisiones rompe el silencio. La situación es algo más relajada. «En cuestión de una hora, la cosa vuelve a la normalidad. Entre las 7.30 y 9.30 es un agobio», aseguraba Raúl, usuario puntual de la línea 6.
Desde Metro, su director gerente, Ildefonso de Matías, daba ayer sus cifras: «En 2005 hubo 10.851 averías en total, un 10% más que en 2006, en el que hubo 9.675. Son datos sacados del taller de mantenimiento de Metro de Madrid». En hora punta están circulando en el suburbano, «280 trenes», según De Matías.
«Desde primavera hay una comisión dedicada a analizar el comportamiento de las líneas en las que la demanda ha aumentado para evitar que la calidad del servicio disminuya», dijo. De este análisis se desprende que «las más críticas son la 6, la 1 y la 5, fundamentalmente», comentó el director gerente, quien insistió en diferenciar entre «averías y perturbaciones».
Dentro de las segundas habría que incluir «los retrasos producidos por el sistema de cierre de puertas en los trenes nuevos»: «El tren no arranca si no están bien cerradas. A veces, con carga excesiva de viajeros, se produce algún problema...». Reconoce que en la línea 6 se están empleando trenes antiguos (los 5000 de primera serie) «para atender el incremento de la demanda», pero asegura también que hubo menos averías en 2006 (2.972) que en 2005 (3.366). Las averías en la 3 y 7 son, a su juicio, «normales».
Marisa, secretaria. «Lo que pasó en Conde de Casal es lógico si por culpa de averías y retrasos llegas dos días a la semana tarde a trabajar»
Miriam, 32 años. «Los parones en los túneles son habituales. El viernes estuvimos 25 minutos en Ciudad Universitaria»
Fernando, estudiante. «Si pasa tres veces, también es injusto decir que la línea 6 va mal todos los días»
Eustaquio Jiménez, unión de consumidores. «La situación podría empeorar en 2007 si no se buscan soluciones ya (...). Está bien inaugurar estaciones, pero también hay que mantener las que hay»
Ildefonso de Matías, director gerente de Metro. «Desde primavera hay una comisión dedicada a analizar el comportamiento de las líneas en las que la demanda ha aumentado para evitar que la calidad disminuya»
