Jueves, 18 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6241.
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Música
Europe, noche de rock con final feliz
J. M. M

QUÉ: Concierto de los legendarios Europe

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CUANDO: Anoche, en La Riviera

DONDE: Los suecos regresaban veinte años después de su éxito mundial

Hay cosas en la vida que uno, por su propia iniciativa, sería incapaz de imaginar. Por ejemplo, que acabaría viendo a Europe en directo. Otra más: que el grupo sueco, mito olvidado -o eso se creía- en el cajón desastre del heavy ochentero más comercial, casi llenara anoche La Riviera. Como se suele decir, la realidad siempre supera a la ficción.

El grupo que alcanzó éxito planetario con la canción The final countdown hace 20 años regresó en 2004 con disco nuevo. Pocos se acordaban de ellos, pero parece que les ha ido bien y en 2006 publicaron el segundo álbum de esta nueva etapa, que ayer presentaron en La Riviera.

Una E mayúscula gobernaba la parte trasera del escenario. Luces fuera a la hora convenida, cuernos en alto entre el público y una sinfonía clásica para recibir a los nuevos Europe, con la formación original al completo. El cantante, Joey Tempest, ya no viste de cuero ni peina la permanente de sus inicios, pero mantiene la sonrisa de anuncio de pasta dentífrica que enamoró a millones de adolescentes. Suficiente para seguir derritiendo fans: anoche había mayoría de chicas en las primeras filas.

Empezaron apelando a la potencia, con canciones de rock duro cuyo sonido quedaba un tanto diluido (luego mejoraría). Pronto recordaron sus inicios, como el tema Seven dollars hotel, de su primer álbum. Encarnaban sin complejos clichés del heavy: solos a la velocidad de la luz, utilización del doble bombo en la batería, malabarismos con el palo del micro... pero su contundencia queda en evidencia al lado de cualquier banda de nu-metal californiana. En su favor habría que decir que no convirtieron la noche en un revival de su época de éxito. Hubo mucho material nuevo, aunque el público vibraba muchos más en temas como Carrie -en acústico, coreada por toda la sala- o Wings of tomorrow. También hay que reconocer su entrega -vienen sanos y a darlo todo- y un Tempest majetón que hasta charló con las fans de las primeras filas. Como no hay mucho que rascar en sus nuevas canciones, el concierto se convirtió en una espera de éxitos de antaño. Fervor popular con Rock the night, delirios con Cherokee y éxtasis colectivo y sincero con The final countdown. Al final, guste más o menos, todos somos parte de esa canción.

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