COTE VILLAR
La nueva temporada teatral llega cargada de reposiciones de obras emblemáticas de la dramaturgia. Desde El abuelo-La Duda a Filomena Marturano pasando por el último homenaje al recuerdo: ¡Ay Carmela! En ocasiones -como las dos últimas mencionadas- es la misma actriz que estrenó la obra la que se encarga de devolverla de nuevo a la vida. La propia Verónica Forqué, que estrenó el texto de José Sanchis Sinisterra en Zaragoza en septiembre de 1987, toma de la mano a Santiago Ramos para interpretar juntos a Carmela y Paulino en el Teatro Fígaro.
Las coincidencias acaban ahí. Si entonces lo dirigió José Luis Gómez, que también se hizo cargo del papel masculino, ahora es Miguel Narros quien ha moldeado uno de los textos teatrales más conocidos de la dramaturgia española. «Yo estoy feliz», confesaba ayer Forqué, «porque cuando lo hice la primera vez era muy joven, con Miguel he profundizado más en el personaje y lo he enriquecido».
El personaje de Carmela ha sufrido lógicamente una transformación, porque Miguel Narros y José Luis Gómez «no tienen nada que ver el uno con el otro». «Miguel tiene un gran sentido del humor, mucha sorna y es muy tierno». Pero aquella Verónica Forqué de los inicios «tampoco es la misma».
Un clásico
Para Santiago Ramos tampoco ha sido difícil meterse en un papel que vio, casualmente, el día de su estreno. «Siempre he visto el papel de Paulino como un clásico. Tiene un patetismo y una comicidad que creo que me vienen al pelo».
El texto de Sinisterra, llevado al cine por Carlos Saura en 1990, cuenta la historia de una pareja de artistas atrapada en la zona nacional y que se ve obligada a actuar para las tropas de Franco y para prisioneros de las brigadas internacionales de Belchite. El autor la escribió para conmemorar el 50 aniversario de la guerra civil, y desde entonces no ha dejado de representarse alrededor del mundo. Uno de los últimos escenarios que ha visitado, en noviembre de 2006, fue el Teatro Shaw de Londres, donde veteranos británicos de las Brigadas Internacionales y el dramaturgo celebraron el 70 aniversario de la Guerra Civil española con una representación especial de la obra.
«Creo que en 20 años no han cambiado tanto las cosas en lo que se refiere el mensaje último de la obra: la memoria de la guerra. Aquí se toca de forma poco panfletaria y muy humana», aportó Santiago Ramos.
El montaje llega a Madrid tras haber hecho una gira de más de 150 funciones por toda España. «Da igual representarla en una ciudad grande que en un pueblo», comentó Forqué, «conecta con todo el mundo a pesar de ser una obra enormemente profunda». El secreto de su éxito se sostiene en distintos pilares. «Es una historia muy bien escrita y metida en la memoria de los españoles de una forma intergeneracional», explicó Ramos.
«Yo creo que el triunfo radica en que estos personajes hablan desde la verdad», concluyó Miguel Narros. «Carmela y Paulino han existido en España y todavía existen. Paulino busca vivir y acepta las cosas tal y como vienen, mientras Carmela quiere morir dignamente y es más contestataria».
¡Ay Carmela!
Desde mañana en el Teatro Fígaro (Doctor Cortezo, 5). Entre 20 y 25 euros.
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