SILVIA ROMAN
La selección alemana de fútbol rozó la final del Mundial el pasado verano en su propia casa. La Mannschaft no conquistó el título por el que toda la juventud germana suspiraba, pero insufló ánimo en una decaída sociedad, que además se vio alabada en toda la prensa internacional por la perfecta organización. El Mundial de Alemania fue la lanzadera al patriotismo sin complejos, a la certeza de que quieren y saben hacer bien las cosas, y el preámbulo perfecto a la Presidencia del Consejo de la Unión Europea cuyo turno le ha llegado en enero.
Así lo reconocen unter drei (bajo tres, esto es, off the record, en la jerga periodística teutona) varios miembros del Ministerio alemán de Asuntos Exteriores.
Otros explican esa ambición de manera más abierta. «Nos hemos llegado a preguntar si la Presidencia de la UE podría cambiar la República Federal como lo hizo el Mundial. Y nos hemos contestado que lo que hay que conseguir es que tenga el mismo final feliz. O, al menos, su misma atmósfera de ilusión y victoria», susurraba recientemente en un restaurante berlinés uno de los encargados de vender bien la agenda de los alemanes a la prensa europea.
«Somos conscientes de que lo que se escriba en los periódicos sobre la Presidencia será vital. Estamos pendientes de las primeras reacciones en los medios de comunicación. Pero hemos preparado la Presidencia con afán y tampoco tenemos miedo a que haya demasiada expectación, porque nuestro nivel no será bajo», sentenciaba.
A la caída de la tarde de ayer, los comentarios de los analistas al discurso pronunciado por la canciller Angela Merkel en el Parlamento Europeo intentaban recrear ese espíritu conquistador que Berlín desea propagar por la mustia Bruselas. «Merkel quiere encontrar el alma de Europa», escribía Martin Durm en la página web alemana tagesschau.de, parafraseando a Jacques Delors, el que fuera presidente de la Comisión Europea y a quien la canciller también citó en Estrasburgo. «Merkel está mirando muy lejos. Europa va a tener un programa muy ocupado mientras Alemania esté al mando», se podía leer en el Spiegel Online.
El pasado 20 de junio, poco antes del inicio del partido en el que los hombres de Klinsmann se enfrentaban a Ecuador, una gran pancarta se desplegó en el Estadio Olímpico de Berlín. «Llevados por el águila conseguiremos la victoria», rezaba la leyenda. La Mannschaft ganó por 3-0 a la tricolor. Habrá que ver ahora si Angela Merkel vence por goleada en el estadio de la Unión.
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