Las autoridades filipinas confirmaron ayer la muerte de un líder integrista islámico en el asalto a un campamento fortificado, a unos 1.000 kilómetros al sur de Manila.
El fin de Jainal Antel Sali, conocido como Abú Sulaiman y al que se relaciona con Al Qaeda, supone un gran éxito para las tropas filipinas, respaldadas por EEUU en su lucha contra la guerrilla Abú Sayyaf. De hecho, se consideraba a Sulaiman uno de los cinco cabecillas más relevantes de la mencionada guerrilla.
Unos 7.000 soldados filipinos, apoyados por consejeros estadounidenses, iban tras Abú Sulaiman desde hace años, ya que estaba directamente relacionado con el asesinato de dos ciudadanos estadounidenses, entre otros actos de violencia.
Sulaiman, acusado de planear atentados y secuestros, fue abatido durante un intenso tiroteo cuando tropas de élite patrullaban una montaña en la isla sureña de Jolo y asaltaron el campamento de la guerrilla.
Más de 60 miembros de Abú Sayyaf consiguieron escapar durante el choque, en el que dos soldados fueron heridos.
EEUU había ofrecido una recompensa de cinco millones de dólares (unos 3,8 millones de euros) por la captura de Abú Sulaiman, de 41 años, después del secuestro de tres norteamericanos y varios filipinos en la isla de Palawan, en el año 2001.
Uno de los rehenes americanos, Guillermo Sobero, fue decapitado por los rebeldes, mientras que otro, Martin Burnham, fue asesinado, y su esposa, Gracia, una misionera, herida en el ataque del Ejército filipino, que pretendía salvarles. Junto a los estadounidenses había unos 17 secuestrados más. El rapto tuvo lugar en un centro turístico en Palawan.
Desde el terrible suceso, Solaiman era buscado por cada rincón de la jungla filipina, junto a otros cabecillas de Abú Sayyaf, como Isnilon Hapilon, por el que se ha ofrecido también una recompensa de cinco millones de dólares, o Jadafi Janjalani, quien podría estar ya muerto.
El combate de ayer duró unas dos horas y, tras el triunfo del Ejército, se halló en el campamento, fortificado por 17 búnkers, material para la fabricación de artefactos explosivos.
Según el portavoz del Mando de Mindanao Occidental, el comandante Eugene Batara, «los restos de Abú Solaiman se encuentran en estos momentos en el cuartel general de la 104ª Brigada del Ejército, en Jolo».