Jueves, 18 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6241.
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 OPINION
Editorial
DÉBILES INDICIOS CONTRA ZOUGAM

EL MUNDO adelanta hoy algunos aspectos del escrito de la defensa de Jamal Zougam que arrojan serias dudas sobre la participación del marroquí en los atentados del 11-M. Lo primero que conviene tener presente es que el escrito de un abogado es siempre una posición de parte y que por tanto no transmite una visión aséptica de la realidad sino aquélla que más beneficia a su cliente. Ahora bien, en el documento se incluyen detalles muy relevantes para la decisión que tendrán que tomar los magistrados sobre Zougam tras la vista oral.

El aspecto más llamativo del escrito es quizá el relativo a los testigos que reconocen al marroquí como uno de los autores de la masacre. De los cuatro que dicen haberle visto aquella mañana, tres hicieron su declaración después de que su foto fuera difundida en los medios, lo que sin duda merma el crédito de sus testimonios.

En cuanto al cuarto, sus palabras no concuerdan con los hechos. Asegura que Zougam se sentó junto a él en el lado derecho del piso inferior de uno de los dos vagones que explotaron en la estación de El Pozo. Sin embargo, en ambos casos las bombas estallaron en el piso de arriba y en el lado izquierdo. No es ésta la única contradicción en estos testimonios -dos testigos vieron a Zougam en el tren de El Pozo y los otros dos en el de Santa Eugenia-, pero sí es la más importante y arroja nuevas dudas sobre si estaba realmente allí.

No es la primera vez que surgen perplejidades sobre el papel de Jamal Zougam. Resulta increíble que quien habría proporcionado las tarjetas para las bombas del 11-M e incluso colocado una de ellas se quedara en casa esperando a que la policía fuera a detenerle cuando ya se sabía que había aparecido en Vallecas la mochila que podía incriminarle. Aún más extraño es que uno de los dependientes de su locutorio le vendiera a la banda de El Chino las tarjetas del atentado. ¿Alguien se cree que se las cobrara a sus propios compinches?

Conviene recordar que tanto Trashorras como el imam Cartagena han revelado que la policía tenía gran interés en involucrar a Zougam en la trama y que su detención el 13 de marzo fue muy importante para convencer a la ciudadanía de la autoría del 11-M. La endeblez de los indicios contra él contrasta con la trascendencia política de su detención y con la relevancia que le atribuye el relato del juez, que no ha procesado a ningún otro de los detenidos como autor material de la masacre.

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