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| Cuando llega el tiempo en que se podría, ha pasado en el que se pudo (Marie von Ebner) |
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| IMPRESIONES |
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| Geli debe exigir responsabilidades por las historias clínicas |
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A finales del año pasado, EL MUNDO informaba de que la Agencia Española de Protección de Datos había decidido sancionar a los hospitales catalanes privados que cedieron historias médicas sin permiso de los pacientes para realizar un estudio sobre el uso del catalán en la sanidad. Ahora, la Agència Catalana de Protecció de Dades ha decidido hacer lo mismo con los nueve hospitales públicos que participaron en el estudio cediendo sin permiso los historiales de los pacientes. Se trata de resoluciones justas, aunque la censura política debe dirigirse hacia la consellera de Salut, Marina Geli, porque fue su departamento el que instó a los hospitales a ceder los historiales para realizar el citado estudio lingüístico. Ayer, el portavoz adjunto del PP en el Parlament, Daniel Sirera, exigió la dimisión de la consellera al considerar que su departamento sobrepasó los límites de la «ley y de la ética». Seguramente es así, pero la dimisión de una consellera que ha realizado un gran trabajo al frente de Salut puede resultar excesivo. Este diario, al menos, no se suma a la petición de dimisión, aunque sí considera imprescindible que Geli depure responsabilidades. No es admisible que para realizar un estudio sobre el uso del catalán se vulnere el elemental derecho a la intimidad que tienen todos los enfermos. Ni siquiera, como justificaron los hospitales cuando fueron cuestionados por las agencias central y autonómica de protección de datos, aunque se trate de un estudio impulsado por la Administración pública. Los pacientes tienen, en todos los casos, unos derechos que en esta ocasión fueron vulnerados. Por ello, la consellera de Salut debería identificar al responsable último de esta decisión y exigirle la dimisión o cesarle.
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