El diseñador catalán, que pagó a los senegaleses una cantidad simbólica por desfilar, afirmó que su intención era llamar la atención sobre la tragedia de la inmigración ilegal. «Estoy a favor de todas las iniciativas solidarias. A ellos les hace mucha ilusión desfilar y hacerse una foto con Eto'o», apuntó en referencia al jugador del Barça, que asistió como invitado estrella al show.

La apuesta crítica de Miró fue bien acogida por SOS Racismo, pero en cambio criticada por la Asociación de Inmigrantes Senegaleses Residentes en Baleares. «Donde hay cayucos, no puede haber fiesta ni risas», apuntó el presidente, Abdulaye Konate.

Miró dijo que baraja la posibilidad de contratar a los sin papeles, igual que hizo en julio con varios reclusos de La Modelo, que ahora hacen bolsos solidarios para una fundación contra el sida.

Antes de que Custo cerrara Pasarela Barcelona, en el Fórum, con una fiesta sin desfile, en el pase de Miró se pudo comprobar que el modisto retoma su apuesta por la sobriedad y que propone un hombre, sobre todo, sin sombra de amaneramiento. En una primera parte mostró conjuntos beige combinados con marrón, para dar el salto al negro final no sin antes pasar por grises y piedras y unos cuantos modelos en color palosanto combinado con morado.

Vuelta a las alpacas brillantes combinadas con los mates de lanas y micropanas. En los pantalones, aún a veces con exageradas pinzas desde la cintura o con fuelles intermedios, Miró insiste con el pitillo. En cambio para las chicas propuso una colección muy tranquila, con plisados Soley, cárdigans de organza, pantalones de altísima cintura, y en abrigos y chaquetas casi en la misma medida cinturas marcadas que patrones acampanados desde las sisas.

Por su parte, dos diseñadoras de Barcelona, Aura Chavaría y Elena Masgi, bajo la marca Comentrigo, presentaron una colección de líneas muy trabajadas para llegar a prendas fácilmente asumibles por concepto y formas, muy femeninas y con un auténtico desarrollo de diseño en hombros y mangas.

La Casita de Wendy propuso una recopilación dejá vu de cuentos infantiles con final feliz, a pesar del miedo que daba la música de fondo: una ventolera con notas de un móvil de bebé.

Lazos zapateros à gogó sobre vestidos estampados en la onda ¿Qué fue de Baby Jane?, faldas y capas en la que los supuestos volantes se convierten en escamas, y geniales vestidos largos de lana con escote palabra de honor ligeramente aderezados con chaquetas de esquiadora alpina con capucha incluida. Los diseñadores de Páranse, Susana Escolano y Dante Antón, apostaron por estampados art nouveau sobre etéreas prendas en seda y punto de viscosa.