Viernes, 19 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6242.
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MEDIO AMBIENTE / Un informe de las grandes empresas de este sector asegura que 10 millones de agricultores en 22 países han adoptado esta polémica técnica biotecnológica
Los cultivos transgénicos ya ocupan 100 millones de hectáreas en el mundo
GUSTAVO CATALAN DEUS

MADRID.- Los cultivos transgénicos prosiguen su imparable expansión por todo el planeta y superan ya los 100 millones de hectáreas, según el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones de la Biotecnología (ISAAA), una organización financiada por las grandes empresas de biotecnología e instituciones afines a estas técnicas agrícolas.

Los datos fueron presentados ayer desde Nueva Delhi por Clive James, presidente de esta asociación, justo cuando se cumplen los primeros 11 años desde el inicio de estos cultivos con semillas previamente modificadas en el laboratorio. El inicio de los cultivos de Organismos Modificados Genéticamente (OMG) comenzó a mediados de los 90 tras laboriosas investigaciones de las grandes multinacionales del sector agroalimentario como Monsanto, Avertis, Dupont o Bayer.

Según el informe dado a conocer ayer, el incremento de las hectáreas dedicadas a estos cultivos en el año 2006 ha sido del 13%. Algo más de 10 millones de agricultores participan en ellos en 22 países. Las cifras de este informe, que ha sido financiado por la Fundación Rockefeller, indican que 1,7 millones de agricultores adoptaron los OMG en el año 2005.

Una prospección que se adjunta junto a los datos mencionados pronostica que para el año 2015, con dos décadas de experiencia, las cifras dadas ayer se podrían duplicar, hasta llegar a las 200 millones de hectáreas y 20 millones de agricultores.

El informe señala que uno de los grandes impulsores del aumento que se prevé será el de los cultivos transgénicos para producir etanol de celulosa, un biocombustible del que se pueden alimentar los automóviles. Pero todavía no existen semillas modificadas para este tipo de cultivos.

Otro aspecto que señala el informe como un factor adicional que impulsará a los transgénicos será el desarrollo de plantas con rasgos de resistencia a las sequías. Según ISAAA, estas semillas podrían estar disponibles dentro de cinco años, para lograr «producciones significativas en climas secos».

Más tierras en Asia

Otro cambio que se ha producido en los cultivos de OMG es que América ya no es el continente con mayor número de hectáreas cultivadas, sino que actualmente ese lugar lo ocupa Asia. El informe destaca como hecho reseñable que las 5.000 hectáreas que desde 2004 se cultivan en Francia deben servir para «un mayor reconocimiento de la UE» hacia la industria de biotecnología agrícola.

España es el país de la UE donde existen más hectáreas de cultivo, que según el informe son 53.000, con un aumento que no llega al 1% sobre el año precedente. Desde la llegada del PSOE al Gobierno, el crecimiento de cultivos ha decrecido desde las más de 70.000 hectáreas que se censaron en 2002.

Uno de los últimos informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de junio de 2005, indicaba que debe continuarse la evaluación e investigación sobre la seguridad para la salud humana y el medio ambiente de los cultivos transgénicos, aunque hasta esa fecha no había evidencias de su perjuicio. La OMS señaló que aunque no «es probable» que tengan riesgos para la salud, sí podrían tenerlos para el medio ambiente.

Un estudio anterior de octubre de 2003, encargado por el Gobierno de Tony Blair, y que es uno de los más completos que se ha efectuado sobre colza, remolacha y maíz transgénicos, indicaba que en el caso de los dos primeros dañaba la vida de las plantas convencionales y de los insectos, y consecuentemente de las aves insectívoras.

Los expertos de la Royal Society concluyeron que los dos cultivos dañinos no debían legalizarse nunca y que las empresas fabricantes de semillas transgénicas deberían crear un fondo para compensar posibles daños a la agricultura convencional. La multinacional Bayer se retiró de un proyecto de cultivos.

En un artículo de la revista Science, el profesor español José Luis Domingo Roig afirmaba en mayo de 2003 que «los estudios experimentales en relación con los impactos sobre la salud son escasos. Y los que presentan las empresas de biotecnología no han sido debidamente contrastados por la comunidad científica».


Greenpeace y Amigos de la Tierra niegan las cifras de la industria

Un último informe sobre los resultados de los cultivos transgénicos durante el periodo 1996-2006 demuestra que estos cultivos no han logrado resolver los principales problemas a los que se enfrentan los agricultores ni ofrecer beneficios para los consumidores, según la organización ecologista internacional Amigos de la Tierra.

El estudio, que recoge más de 200 informes y artículos de la industria biotecnológica, gobiernos, prensa y universidades, revela que los transgénicos no han hecho nada para aliviar el hambre o la pobreza en el mundo. La gran mayoría de las cosechas transgénicas se emplea en piensos para el ganado que es fuente de carne para los países ricos.

También se desprende de las investigaciones que los cultivos modificados genéticamente comercializados en la actualidad no han hecho disminuir, sino aumentar el uso global de plaguicidas, y su productividad no es mayor que la de las variedades normales.

El informe de Amigos de la Tierra contrasta con la información difundida por la industria biotecnológica a través del ISAAA, que «ha sido creado y mantenido por instituciones y empresas con intereses en la biotecnología, por lo que no puede ser objetivo». «Tras 10 años de cultivo, los transgénicos ocupan tan sólo el 1,5% de las tierras de cultivo, unos 80 millones de hectáreas.

Por otra parte, Greenpeace publicó ayer otro informe en el que recoge el rechazo a los transgénicos. «Hay pruebas irrefutables de que gobiernos, agricultores y consumidores de todo el mundo reconocen que la ingeniería genética es poco fiable, inviable y peligrosa».

Greenpeace resalta que el rechazo a la manipulación genética ha aumentado considerablemente desde el escándalo en 2006 en la empresa Bayer, desencadenado cuando se descubrió que en partidas de arroz de grano largo en EEUU se encontraba una variante prohibida de transgénico, la LL601. Greenpeace destaca las reacciones contrarias a los transgénicos de empresas como la española Ebro Puleva, que a raíz del escándalo Bayer se propuso el objetivo de producir arroz prescindiendo de la manipulación genética.

Además, varios productores de California hicieron un llamamiento para prohibir el cultivo de arroz transgénico en ese estado. Iniciativas semejantes han surgido en Tailandia, India, Vietnam y China, según Greenpeace.

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