Qué mejor manera de conciliar la cultura española con la árabe que estrenando un espectáculo arábigo en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Como si del propio Abderrahman I se tratase, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Angel Moratinos, daba ayer noche por inauguradas las actividades culturales en Madrid de la recién estrenada Casa Arabe.
El decano de los embajadores árabes en España, Saud Bin Naif Bin, ve esta como una oportunidad para «fomentar el diálogo» y para «eliminar perjuicios así como frenar a todo aquel que quiera separar ambos mundos». Lo cierto es que, como el propio Moratinos apuntó, la Casa Arabe es una de las múltiples iniciativas que se llevarán a cabo en España desde que la Liga Arabe apoyase la Alianza de Civilizaciones impulsada por José Luis Rodríguez Zapatero.
Su objetivo primordial será el de «profundizar en el conocimiento real de los países árabes», como explicaba Gema Martín Muñoz, directora del centro. Para ello se valdrán de un presupuesto inicial de 10 millones de euros (dos de ellos destinados a la rehabilitación de edificios históricos). Comentó el ministro que «la imagen que se tiene del mundo árabe está desenfocada debido a la actuación de determinados grupos radicales». Para contrarrestar esta visión tan negativa sería necesario prestar más atención a espectáculos tan bellos como el concierto con el que el compositor tunecino, Anouar Brahem, y la cantante palestina, Amal Murkus, deleitaron a los madrileños ayer sobre las tablas del teatro de la Zarzuela.
Y a quien se le pasase la cita puede resarcirse en brazos del séptimo arte. Cuatro son las películas que se proyectan esta tarde en el Círculo de Bellas Artes, algunas como Le grand voyage, ya fueron exhibidas en salas españolas, y otras en cambio sólo se pudieron ver en determinados circuitos cinematográficos.
Lo que sí tienen en común es una larga lista de premios dentro y fuera de sus fronteras. Cine y música, los máximos exponentes de la creatividad árabe contemporánea y quizás los menos conocidos en Occidente.
Además, la Casa Arabe va a tratar de convertirse en un «centro de encuentro, de debate y de orientación» para «analistas, creadores e investigadores españoles» en consonancia con «sus homólogos árabes». Quien quiera ver una primera muestra de lo que va a ser este extásis de ir y venir de ideas puede acercarse al Círculo de Bellas Artes donde durante todo el día de hoy tendrá lugar el llamado Foro Mundos Arabes. Miembros del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, pensadores, politólogos, diputados, psicólogos, catedráticos... Todos ellos debatirán acerca de temas tan controvertidos como la democratización del mundo árabe, el papel de las mujeres en los estratos políticos y económicos o el papel que las nuevas tecnologías juegan en los procesos de comunicación.
Por otro lado, en Córdoba se ha instalado el Instituto Internacional de Estudios Arabe y del Mundo Musulmán (perteneciente a la Casa Arabe), que iniciará sus actividades el próximo mes de febrero. La alcaldesa, Rosa Aguilar, ha trabajado duro para que el centro se convierta en un lugar donde «una red de investigadores» desempeñen el laborioso trabajo de profundizar en las pesquisas del mundo árabe.
Moratinos quiso que las palabras de un reconocido filósofo andalusí, Averroes, sirvieran de punto final: «La búsqueda de la verdad es una obligación en el devenir de todo ser humano». Al acto asistieron personalidades como el consejero de Cultura y Deporte de Madrid, Santiago Fisas, o la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez.