CARLOS E. CARBAJOSA
MADRID.-
Lo malo de aferrarse al resultado por encima del juego es que cuando no llegan hay que abrazarse a lo contrario. Y eso chirría en noches como la de ayer. Fabio Capello es un entrenador que da muchas vueltas a los que le defienden de forma ciega y que no le llegan a los tobillos, pero ayer patinó de mala manera cuando, más sonriente que lo otro, ofreció sus conclusiones sobre la eliminación de su equipo. El entrenador, que acababa de recibir un puñetazo moral inesperado, apareció en la sala de prensa para trasladar fundamentalmente tres ideas: 1) Que su escuadra había realizado un partido magnífico. 2) Que la eliminación va a ser muy buena para el futuro. Y 3) Que todas las decisiones técnicas tomadas en los últimos días son las correctas.
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No le quedaba otra que poner buena cara y buenas palabras a un adiós que no pasaba por la cabeza ni del bético más optimista. «Hemos hecho el mejor partido en el Bernabéu de toda la temporada», dijo el italiano, que, según afirmó, acababa de dar la enhorabuena a todos sus jugadores por la velada.
Que Capello agradeciera los servicios prestados a Gago, Higuaín y compañía, y que realizara una lectura muy positiva de lo sucedido era algo que entraba en el guión. Lo que no entraba era su reacción tan antipática y antideportiva contra el bueno de David Beckham, que no pasaba por allí precisamente. Y no pasaba por allí porque Capello y sus jefes no le tragan, y porque la orden fue la de fumigarle. El inglés, apartado del equipo por el artículo 33 de no se sabe bien qué código del Real Madrid, contempló el encuentro desde el palco de jugadores. Sólo aquel que no haya vivido la carrera deportiva de Beckham puede apostar algo a que deseaba que perdiera el conjunto blanco. Se le vio comerse las uñas y vibrar en cada una de las acciones de peligro que creo el que sigue siendo su equipo (o eso pone en los papeles). Es lo que pasa con la gente buena, por muy guapa y muchos millones de euros que produzca los que le rodean, que no saben disimular. Por eso todos los entendidos dicen que jamás llegará a ser un buen actor, si es que ese es su propósito.
«¡Qué es lo que pensó cuando en los últimos instantes del encuentro tuvieron una falta directa a su favor y no la podía lanzar Beckham?». La pregunta estaba más que bien tirada, desde luego. «Mira, Beckham creo que ha marcado dos o tres goles de falta desde que vino al Madrid». Mal, muy mal. Nada que ver, desde luego, esa respuesta cuando hace un mes se le preguntaba por la renovación del inglés y contestaba que él había pedido al club que le renovara porque era muy bueno para el club y para el equipo. La honestidad y la verdad se han convertido en mensajes que se pueden borrar apretando un botón, como en los móviles.
Ronaldo también se llevó su parte de culpa, que para eso le han hecho adelgazar, le acusan de golfo y de no sé cuantas cosas más. «Él ha entrenado bien sólo los dos últimos días...». Lo dijo como podría haber dicho: «Miren ustedes que yo le quería sacar , pero tenía molestias». Mentira puñetera porque no estaba ni el parte médico. El asunto es que un buen jugador de la cantera, Nieto, tuvo que hacer un pepelón de Oscar de Hollywood cuando le dijeron que saliera a arreglar la situación. El Fenómeno está a un paso de marcharse al Milan porque no aguanta más. Cuando todo esto acabe y Fabio Capello se marche del Real Madrid, alguien le debería recordar que fracasó con Ronaldo o que mintió al asegurar a los que pagan por él que iba a resucitarle.
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