JON RIVAS
ESTEPONA.-
«No es positivo en ningún caso». José Miguel Echavarri no gana para sustos. Después del intento del T-Mobile de fichar a Valverde, ve como otro de los suyos, Oscar Pereiro, se enreda en la madeja de la Agencia Francesa de la Lucha contra el Dopaje (AFLD) por unos nanogramos de salbutamol en su orina. «Esto es una fantasmada de los franceses», afirma rotundo. «Una tocada de narices», señala pocos minutos después de enterarse de que el periódico vespertino Le Monde afirmaba en su edición digital de ayer que Pereiro había dado positivo en el Tour. El corredor, indignado, dijo: «Hace años que corro con autorización. Todo esto debe ser un malentendido. Hoy mismo enviaré pruebas por fax».
«¿Que si es un caso parecido al de Galdeano? No. No se parecen en nada. Igor dio un índice muy alto de salbutamol en su análisis -1.360 nanogramos por mililitro de orina- y los niveles de Pereiro son mucho más bajos. El 4 de septiembre, después de que nos lo requirieran, mandamos a la UCI todos los informes y los dieron por buenos. Dimos todo el asunto por zanjado. En el Tour hubo 12 casos como el suyo y todos se resolvieron igual», continúa Echavarri.
Igor González de Galdeano fue sancionado por la AFLD a seis meses sin poder competir en aquel país después de que la UCI le exonerara de un positivo por salbutamol en el Tour de 2002. El corredor fue líder una semana y un control encontró 1.360 nanogramos de salbutamol por mililitro de orina, debido al consumo de Ventolín en inhalador.
Según el reglamento de la UCI, «salvo justificación terapéutica para uso por inhalación, una concentración en la orina superior a mil nanogramos por mililitro será considerada como resultado positivo en la categoría de agentes anabolizantes».
La UCI precisó que Galdeano no era positivo, porque en su cartilla médica existía una justificación sanitaria convalidada por el propio organismo internacional. Sin embargo, la AFLD lo sancionó. En teoría, no podía disputar el Tour de 2003, aunque la UCI se lo permitía. Una caída en la Vuelta a Alemania, en la que se rompió la clavícula, solucionó el problema de forma artificial. Su equipo, la ONCE, tenía previsto presentarse en la salida de París con Igor en sus filas. El accidente lo impidió.
Límite.
«Sin embargo, Pereiro no llega al límite que pone la UCI», afirma Echavarri. «El control determinó que tenía 158 nanogramos por mililitro, y eso no es positivo, y entonces ¿por qué ese titular de Le Monde?».
El manager del Caisse d'Epargne señala que durante las vacaciones de Pereiro «le llegaron varios correos electrónicos de la AFLD solicitando más documentación, lo cual es absurdo. Oscar no los contestó porque estaba fuera y no los vio. Le volvieron a avisar y los iba a mandar el lunes». El corredor se disponía a remitir a la AFLD un informe realizado en Vigo sobre unas pruebas alérgicas que le realizaron hace tres años.
Echavarri, Pereiro y el resto del equipo Caisse d'Epargne estuvieron en París el pasado martes para la presentación del equipo. «Tal vez tendría que haber llevado la documentación en ese viaje, pero teníamos muchas cosas en la cabeza».
Para el veterano mánager del equipo español, todas las filtraciones y las disputas entre la UCI y la AFLD se deben a «una guerra de poder. Todos quieren mandar e imponerse sobre los demás. Así no podemos vivir, con reglamentaciones diferentes en las federaciones, el AMA, los organismos nacionales... En un sitio me piden pruebas de ADN y en otro no las autorizan».
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