Viernes, 19 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6242.
ESPAÑA
 
CRISIS ANTITERRORISTA / El papel de la oposición
Rajoy califica de «estalinista» el boicot al PP en el Congreso
El líder 'popular' vuelve a «ofrecer unidad» pero «no para negociar con ETA, sino para derrotarla»
CARMEN REMIREZ DE GANUZA. Enviada especial

MARBELLA.- Mariano Rajoy no necesitó ayer largos discursos. El boicot parlamentario del Gobierno y de sus socios, anunciado la víspera, en contra de sus iniciativas en materia antiterrorista, sirvió en bandeja al líder del PP un mensaje tan breve como diáfano y políticamente letal para sus adversarios.

En la placidez de una soleada plaza de pueblo malagueño y rodeado del calor de simpatizantes, un Rajoy firme y tranquilo se limitó a calificar la estrategia del Gobierno no ya de «antidemocrática» y «totalitaria», sino, más aún, de «estalinista».

«Para hacer un pacto», dijo, «hay que tener política, que es lo que estoy reclamando en materia de lucha antiterrorista; pero si para hacer política tienes unas propuestas y te las vetan, pues estamos en un planteamiento absolutamente estalinista». «Me parece sorprendente, porque es la primera vez en la Historia, no de la democracia española, sino en la Historia de cualquier democracia, que las posiciones de un partido no se pueden debatir en el Parlamento. Esto, ¡ni Stalin!», volvió a insistir, «¡esto no se ha visto nunca!».

Y como, por esta vez, el PSOE y sus socios parecían habérselo puesto fácil, Rajoy no renunció a emplear otro argumento en su contra, como es el de que «vetan en el Parlamento las propuestas de un partido democrático mientras dialogan con una organización terrorista». «Lo que está pasando es muy grave: es que ETA pone una bomba, el Gobierno sigue en su tesis de dialogar con ETA y Batasuna, nos dice a los demás que no podemos presentar propuestas, y se nos veta», argumentó. «¡Es que esto es un drama, no es una democracia normal!», exclamó en un tono más reflexivo que mitinero.

De hecho, Rajoy llegó a lanzar un guiño tácito a CiU -con cuyo portavoz en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, mantuvo una conversación al día siguiente del debate parlamentario- para que rectifique y desista de apoyar el boicot. «Yo no creo que el resto de partidos puedan aceptar esta posición, porque entonces, ¿qué se puede debatir en las Cortes?, ¿lo que quiera el Gobierno? ¿Qué pide que hagamos?, ¿que le aplaudamos?».

La respuesta del presidente del PP al plante parlamentario de Zapatero llevó además, aparejados, otros dos mensajes. Por un lado, comunicó su decisión de no echarse atrás en la presentación de sus iniciativas en el Congreso: «No es aceptable», dijo respecto a la estrategia socialista, «y no lo voy a aceptar». «Yo estaré siempre en primera línea de combate, le guste o no al presidente del Gobierno», insistió luego entre aplausos en un almuerzo celebrado con más de 1.000 personas en Marbella en apoyo de la candidata del PP a la Alcaldía, Angeles Muñoz, y en presencia del presidente del PP andaluz, Javier Arenas.

Por otro lado, Rajoy dio una vuelta más de tuerca a su nueva estrategia política, nacida del debate parlamentario del lunes, al insistir en que lo que importa ahora no es la reunión de ese Pacto Antiterrorista que él tanto defiende y que, a su juicio, Zapatero pretende desvirtuar con cambios en su contenido en favor de la adhesión de sus socios, sino el propio cambio de política antiterrorista. Para ello insistió en la necesidad de ilegalizar el PCTV con el objeto de impedir su instrumentalización por parte de Batasuna en las elecciones municipales.

Los populares están persuadidos, según fuentes de la dirección del partido, de que la estrategia de Zapatero consiste, primero, en aislar al PP; segundo, mantener un hilo de comunicación con ETA, y tercero, lograr la escisión de la izquierda abertzale y su vuelta a las instituciones. Así, Rajoy ayer abundó en lo primero: dijo que «aquí el Gobierno no gobierna, no hay un gobierno ni de derechas ni de izquierdas, porque no hay una política clara», y que «de lo que se trata ahora es de cómo se puede atacar a la oposición».

Sin embargo, el presidente del PP no quiso ahondar en la información de Gara acerca de los compromisos adquiridos por el Gobierno con ETA en su reciente contacto del mes de diciembre. Tampoco llegó a recoger el guante de las preguntas periodísticas para expresar su sospecha de que el Gobierno todavía alienta la presentación de Batasuna a las elecciones de mayo. Con la ventaja política conquistada gracias a su iniciativa parlamentaria y el consiguiente boicot socialista, Rajoy volvió ayer a intentar patrimonializar el icono de la unidad: «Quiero la unidad para derrotar a ETA, no para negociar ni dialogar con ETA». «Ofrezco», llegó a puntualizar en un guiño a la reclamada generosidad política, «unidad para la derrota de ETA».

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